Las Imperfecciones de la Gente Buena
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Javier Matus
Cuando William Cowper nació en 1731, Francols Fenelon había estado muerto por 16 años. Fenelon había sido el arzobispo de Cambray en Francia. Fue un pastor y místico amado.
William Cowper fue el poeta laureado del Avivamiento Evangélico en Inglaterra. Casi fue vencido por pensamientos de desesperación durante toda su vida. Pero Dios lo usó en su poesía. Él escribió “Hay una fuente llena de sangre” y “Dios se mueve de una manera misteriosa” y “Ven alma mía, prepara tu traje” y las famosas líneas: “Satanás tiembla cuando ve / Al santo más débil sobre sus rodillas”.
Solo menciono a estos hombres juntos porque recientemente ambos me han hecho pensar sobre el mismo tema, es decir, las imperfecciones aparentemente intratables de la personalidad que debemos soportar con nosotros mismos y con los demás. Aquí está la manera en que lo dijeron.
Cowper escribió:
¿Alguna vez en tu vida conociste a un hombre que fue guiado en el curso general de sus acciones solamente por su temperamento natural? Y, sin embargo, culpamos la conducta del otro tan libremente como si ese temperamento fuese la bestia más dócil del mundo.
Fenelon lo expresó así:
Debe recordarse que incluso la mejor gente deja mucho que desear, y no debemos esperar demasiado … No permitas que te apartes de la gente por sus imperfecciones … He descubierto que Dios deja, incluso en las personas más espirituales, ciertas debilidades que parecen totalmente fuera de lugar.
Uno de los mayores retos del ministerio para mí (me gustaría conocer a la persona que encuentre la solución) es llegar a un acuerdo con esta sabiduría y seguir siendo fiel a las Escrituras. El resistir las imperfecciones parece irremediablemente destructivo en las relaciones. Sin embargo, ¿cómo no resistimos las imperfecciones cuando la Biblia dice: “Despojémonos de todo peso y del pecado” (Hebreos 12:1); y: “Limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 7:1); y: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48)?
Supongo que parte de la respuesta es que aprendemos a ser más celosos de nuestras propias imperfecciones que los de otros. Recuerda la viga y la paja. Otra parte de la respuesta es que no tratamos todas las imperfecciones con la misma seriedad. El morderse las uñas no está a la par con la pedofilia. Una tercera parte de la respuesta es que no destruimos las relaciones en la búsqueda de la mejora de las personas. Eso puede parecer un compromiso con la maldad, pero Dios conoce nuestros corazones, y podemos dejar con Él nuestra vindicación (¡Si es que la hay!).
Pero esa no es la respuesta completa. ¡El resto es milagro! Y yo oro por ello.
Afectuosamente,
El Pastor John
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