Llevad Mi Amor a Mis Amados
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Amando a los otros
Una parte de la serie Romans: The Greatest Letter Ever Written
Traducción por Desiring God
Romanos 16:5b-16
Saludad a mi querido hermano Epeneto, que es el primer convertido a Cristo en Asia. Saludad a María, que ha trabajado mucho por vosotros. Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisión, que se destacan entre los apóstoles y quienes también vinieron a Cristo antes que yo. Saludad a Amplias, mi querido hermano en el Señor. Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo, y a mi querido hermano Estaquis. Saludad a Apeles, el aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo. Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, que son del Señor. Saludad a Trifena y a Trifosa, obreras del Señor. Saludad a la querida hermana Pérsida, que ha trabajado mucho en el Señor. Saludad a Rufo, escogido en el Señor, también a su madre y mía. Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos con ellos. Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, y a Olimpas y a todos los santos que están con ellos. Saludaos los unos a los otros con un beso santo. Todas las iglesias de Cristo os saludan.
No veo ninguna agenda oculta en los versos 5-16. No hay evidencia de que Pablo esté hablando a su audiencia con el fin de obtener alguna ventaja. Creo que cometeríamos un error si tratamos de encontrar algo por debajo de lo que obviamente Pablo está haciendo. Y siento que no lo necesitamos, porque lo que es evidente y se ve claramente en este texto está hermosa y profundamente enraizado en el evangelio de los capítulos 1-11 –y es una gran necesidad en la iglesia de hoy.
Lo que es evidente y se ve claramente es que Pablo dice trece veces en doce versos ‘saludad’. Dejemos que esto penetre. Todas las veces que hablemos de esto, habrá, al menos, tres personas o grupos involucrados. En este caso, está Pablo, y aquellos a quienes escribe, y allí está la persona o grupo a quien quiere saludar. ¿Qué está sucediendo en ésta relación de tres partes (Pablo, el que saluda, y el que es saludado)?
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El Amor Llevado por Medio de Saludos
La respuesta es que algo es llevado desde Pablo, por un mediador, hasta quien recibe. ¿Qué está siendo llevado? Sí, un saludo, ¿pero cuál es la esencia de un saludo?, un saludo es solo palabras. Sabemos que eso no es lo principal que es llevado de parte de Pablo a estas personas. Lo que es llevado es amor. Cuatro veces lo dice Pablo explícitamente. Verso 5: “mi querido”. Verso 8: “mi querido”. Verso 9: “mi querido”. Verso 12: “mi querida”. Pablo quiere a estas personas, y eso es lo que estos textos expresan. La esencia del texto es: Quiero a estas personas, las amo, y quiero que mi amor sea llevado desde mi corazón al suyo por ustedes. Así que, por favor, ¿podrían llevarles estas palabras de mi parte y convertirles en el recipiente donde derrame mi amor a sus vidas?
Podemos experimentar o aprender cualquier otra cosa al leer estos versos, pero no perdamos de vista lo más obvio ni la experiencia más importante: La valía de los cristianos para el corazón de los cristianos.
Hagamos entonces tres cosas con esta verdad: Los cristianos son valiosos para los cristianos. Primero, consideremos una manera de expresarla en el beso santo. Segundo, recordemos su fundamento en la muerte de Cristo y nuestra unión a él. Tercero, consideremos cómo intensificarla –el tipo de cosas que más profundamente encariña a un cristiano con otro.
El Afecto del Beso Santo
Primero, entonces, considera el beso santo en el verso 16: “Saludaos los unos a los otros con un beso santo”. Después de decir trece veces ‘saludad’, ahora les urge y dice cómo hacerlo: Besen a mis apreciados hermanos en mi lugar. Si yo hubiera estado allí, les hubiera besado. ¿Qué debiéramos pensar sobre el beso santo (1ra a los Corintios 16:20; 2da a los Corintios 13:12; 1ra a Tesalonicenses 5:26; 1ra de Pedro 5:14)? Pueden ser útiles cinco observaciones.
1. Era Una Costumbre Común
Besar a los amigos y huéspedes era una costumbre ampliamente generalizada fuera de la iglesia. Cuando Jesús fue invitado a comer con Simón el fariseo, Simón no le besó, pero una mujer ungió sus pies y le besó. Jesús le dijo a Simón: “¿Ves esta mujer? Yo entré a tu casa y […] No me diste beso, pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies” (Lucas 7:45). Era una costumbre cortés. Por eso no fue extraño que Judas saludara a Jesús con un beso (Lucas 22:48). Era un saludo común.
2. Era Santo
Pablo dijo que el beso que los cristianos deben usar debía ser santo, le llamó beso santo. Hay muchas maneras en que un beso es inmundo. El beso traicionero de Judas ciertamente era inmundo. El beso del adulterio es inmundo. El beso de la fornicación es inmundo. El beso de la homosexualidad es inmundo. El beso de la seducción es inmundo. Estoy seguro de que Pablo diría: “Si esa es la única manera en que puede besar, no bese”. Sin embargo, existen otras maneras de besar. Con pureza santidad, profundidad, con el afecto de los que han sido comprados por la sangre.
3. Era Un Afecto Familiar
Este afecto era familiar, no romántico. Es el afecto que sentía cada vez que me despedía de mi padre con un beso, quinientas veces lo hice como un chico cuando le despedía para predicar el evangelio, y nuevamente cuando le recibía en casa.
4. Era una Demostración Física
El beso santo es una demostración física, algo más que palabras. Las familias saludables no temen tocarse unos a los otros. Es el sello de la seguridad, del amor y la ternura inconsciente. Una mujer que nos visitaba se me acercó durante el servicio de todos los Templos a Distancia celebrado en las afueras, el pasado agosto, y dijo: “Me encanta mirar a los hombres de tu iglesia. Se ven naturales y masculinos en la manera en que se abrazan unos a otros”. Y yo me siento muy feliz por eso.
5. Estaba Condicionado Culturalmente
Dudo que debamos decir que este “beso de amor” (1ro de Pedro 5:14) es un requerimiento obligatorio y universal para todos los creyentes en todas partes. Pablo no lo describió como una obligación enraizada en la creación o el evangelio. Él tomó lo que había en esa cultura y dijo: “Háganlo santo”. Puede haber culturas y situaciones donde un beso no comunicaría lo que Pablo desea. El Abrazo lo haría, el estrechón de manos lo haría. Pero pudiera ser que Pablo dijera: “Las bases culturales que dan origen al beso santo son mejores que las que nos dejen sin expresiones físicas llenas de significado y afecto familiar entre los cristianos”. En otras palabras, si no tenemos una expresión cultural de afecto familiar mejor, probablemente deberíamos volver a esta.
Así que esa es nuestra primera consideración. Pablo quiere que los creyentes en Roma, y nosotros, no solo nos saludemos con palabras, sino con expresiones más demostrativas que digan: Tú, como compañero de la fe en Cristo, eres valioso para mí.
La Base del Afecto
Segundo, recordemos que la base de este afecto es la muerte de Cristo y nuestra unión a él. La razón por la que hago de este uno de mis puntos es que Pablo lo enfatiza ocho veces. Ocho veces se refiere a estos apreciados amigos como estando en Cristo o en el Señor. Verso 7: “vinieron a Cristo”; verso 8: “en el Señor”; Verso 9: “en Cristo”; verso 10: “en Cristo”; verso 11: “son del Señor”; verso 12 (dos veces): “del Señor […] en el Señor”; verso 13: “en el Señor”.
¿Cuál es su intención al referirse tantas veces a amigos muy apreciados como estando en Cristo o en el Señor? Tiene que ver con el intenso sentimiento experimentado al haber sido rescatados de un sufrimiento infinitamente grande a un precio infinitamente caro y luego ser ubicados en un lugar infinitamente seguro y feliz. Escucha a Romanos 5:9: “Entonces […] habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de El”. Y Romanos 8:1: “Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús”. Hemos sido rescatados de un sufrimiento infinitamente largo, es decir, de la ira de Dios. Hemos sido rescatados a un precio infinitamente grande, es decir, su sangre –la sangre de Cristo. Y entonces, hemos sido puestos juntos en un lugar infinitamente seguro y feliz, es decir, en Cristo Jesús.
¿Has mirado alguna vez en televisión como los mineros atrapados son rescatados después de haber estado cientos de pies bajo la superficie por días enteros con sus familias en vigilia en la superficie arriba? Cuando salen, no son los únicos besando y abrazando, todo el mundo está abrazando. Hay algo que une profundamente en una familia que es definido por una inminente pérdida y un glorioso rescate, están seguros en tierra firme, rodeados de personas que no cambiarían por todo el oro del mundo.
Experimentando el Evangelio Una y Otra Vez
La base del profundo afecto de Pablo por estas personas es que él conocía que estuvo junto a ellos ante el precipicio de la ira de Dios, llamado infierno, donde él y otros merecían estar hoy; y que él y ellos habían sido arrebatados hacia la seguridad por el Hijo de Dios a medida que se acercaban a ese precipicio. Y ahora están temblando, alegres, abrazados en tierra firme, es decir, en Cristo. Por eso es que dice ‘en Cristo’ y ‘en el Señor’ ocho veces. Eso fue lo que Pablo vivió con ellos.
Estuvimos en un peligro tan grande como en el que pudimos estar –juntos. Y ahora, estamos tan seguros en Cristo, como pudiéramos estar -juntos. Esto era tan real para Pablo que aun podía oler las llamas. Todavía podía sentir el hielo en sus muslos a medida que miraba por el borde del abismo hacia la ira de Dios. Y ahora, rescatado por Cristo, y viviendo en Cristo, ya nadie luce igual. Todos están aquí, en Cristo están los comprados por la sangre, y están a salvo.
Si no sentimos una especie de temblor, un profundo afecto por todos los que están en Cristo, es probablemente no sintamos que realmente merezcamos el infierno, ni nos sintamos sorprendidos por nuestro rescate. Y, por tanto, la seguridad que disfrutamos juntos, no parece ser muy preciosa. Es como si nadie hubiera sido nunca enterrado en la mina. No hubiera habido noches de vigilia, ni oraciones angustiadas. Y, por tanto, no hubo ningún padre, hermano, o padre emergiendo por el pozo del ascensor. Y por tanto tampoco hubo abrazos. Si queremos entender y experimentar la calidez y aprecio de las relaciones de Pablo en este capítulo, tenemos que experimentar nuevamente lo que significa ser rescatados de la ira por la sangre de Cristo y ser eternamente seguros en Cristo –juntos.
Los Intensificadores del Afecto
Por último, consideremos el tipo de cosas que intensifica nuestro afecto mutuo y encariña a un cristiano con otro. Presento este asunto porque creo que es lo que Pablo está haciendo en estos versos a medida que se mueve de un hermano amado a otro. Está diciendo cosas acerca de ellos no solo para recomendarlos a los hermanos de Roma. Ya ellos están en Roma y son bien conocidos. Lo que Pablo parece estar haciendo es permitiendo simplemente que su corazón recuerde cosas que sabe acerca de estas personas, así intensifica su afecto por ellos. Mencionaré cuatro.
1. Escogidos en Cristo
En ocasiones es enternecido en su afecto por un hermano, simplemente porque recuerda que el hermano es escogido en Dios. Verso 13: “Saludad a Rufo, escogido en el Señor”. Alguien pudiera decir: “¿Por qué llama escogido a Rufo, cuando todos los creyentes lo son?” Quizás es la misma razón por la que llama a cuatro personas amados, cuando los veintiséis son amados. Pablo no está etiquetando a estas personas por grupos separados. Les está amando en la distancia con lo que viene a su mente que le es precioso de ellos. Y por alguna razón, cuando llega a Rufo, piensa: ¡Dios le escogió! ¡Dios le escogió!
Quizás Pablo y Rufo tuvieron una larga conversación sobre la elección, y Rufo se enamoró de la verdad de que Dios le había escogido incondicionalmente desde antes de la fundación del mundo y no podía dejar de cantar las alabanzas que mencionaban la gracia soberana de Dios. O quizás Rufo fue el peor pecador que Pablo conoció además de sí mismo, y por tanto, el hecho de que Dios le haya escogido fue una de las mayores evidencias de la libertad de la gracia del Señor. Y le encanta recordarlo. No sabemos. Lo que sí sabemos es que cuando Pablo quería recordar a Rufo, lo hacía pensando en él como escogido de Dios.
Permite que esta sea una de las cosas que te encariñe con otros creyentes. Dios los escogió. ¡Dios los escogió! Mira alrededor. Dios la escogió a ella y a ella, y a él, y él –por tanto nacieron o no han hecho nada bueno o malo ¿Cómo podemos ser escogidos por Dios y no ser preciosos para ti?
2. Tiempo en Cristo
Algunos cristianos se han vuelto queridos por Pablo por el tiempo que han caminado con el Señor. Dos ejemplos de esto. Primero, primero el verso 5b: “Saludad a mi querido hermano Epeneto, que es el primer convertido a Cristo en Asia”. Entonces el verso 7: “Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisión, que se destacan entre los apóstoles y quienes también vinieron a Cristo antes que yo”.
La conversión de Epeneto a Cristo se remonta a los inicios de la misión a Asia (Turquía Occidental), y Andrónico y Junias se convirtieron a Cristo antes que Pablo. Cuando estar en Cristo te importa más que nada más, entonces es dulce meditar en los detalles concernientes a cómo las personas llegaron a Cristo y cuánto tiempo han estado en él. Esto es parte de lo que une nuestros corazones en Cristo. Epeneto fue el primero en ser rescatado en Asia. Nunca lo olvidaré. Andrónico y Junias han caminado en Cristo más de lo que yo lo he hecho. Cristo les rescató cuando aún yo respiraba amenazas contra Jesús. Oh cuanto disfruto pensar acerca de las misericordias de Dios en mis amigos Epeneto, Andrónico y Junias.
3. Compañerismo en Cristo
El afecto de Pablo por sus amigos es intensificado a medida que piensa en su compañerismo en las labores del evangelio. Verso 6: “Saludad a María, que ha trabajado mucho por vosotros”; verso 9: “Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo”; verso 12 (dos veces): “Saludad a Trifena y a Trifosa, obreras del Señor. Saludad a la querida hermana Pérsida, que ha trabajado mucho en el Señor”.
Veo a mis pastores asociados en Bethlehem derramar sus vidas por ustedes y sus hijos, y siento algo de lo que Pablo sintió. Miro las noches en vela, las crisis imprevistas, los difíciles conflictos, las tensiones familiares y las interminables preparaciones y paciente persecución de los descarriados y me veo a mí mismo escribiendo una carta –o sermón, diciendo: Tom, David, Rally, Check, Sam, Kenny, Brad, Eric, Jack, Mary, Tom, Ken, Craig, Dan, Gill, Joyce, Ben, Rick y Jon, ustedes han trabajado junto a mí en el Señor, y los aprecio mucho más por su labor.
Trabajar fuertemente juntos por un tiempo, en una causa común, con una visión unificada, tiende a unificar las vidas en un afecto muy profundo. Pablo fue conmovido en su amor por estos amigos cuando recordó el fuerte trabajo que habían realizado en Cristo.
4. Compartiendo el Sufrimiento en Cristo
Finalmente, el afecto de Pablo por sus amigos fue intensificado por el sufrimiento compartido. Sobre Andrónico y Junias se depositó la mayor atención en estos versos. Una de las razones es que sufrieron con Pablo, verso 7: “Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisión”. ¿Puedes imaginar los sentimientos evocados por esas memorias? ‘mis compañeros de prisión”.
Y así sucede con todos nosotros: Los tiempos más duros forjan las amistades más profundas.
El cálido punto de la llama del soldador Produce la más fuerte unión en la pieza soldada
La Maravilla del Evangelio –Juntos
La conclusión de este asunto es esta: Como Dios nos ha rescatado de su propia ira, al precio de su Hijo, y nos ha reunido en Cristo donde estamos eternamente seguros con él, nos levantamos temblando con gozo, nos miramos a los ojos, y decimos: ¿puedes creerlo? ¡Estamos aquí! ¡Estamos aquí! ¡En Cristo! ¡No estamos en el fondo de la columna de la mina! No estamos cayendo en las llamas del pozo sin fondo. Y eso es lo que merecemos. ¡Pero estamos aquí! Escogidos. Amados. Perdonados. Juntos.
Oh Señor, ¿hay algo maravilloso en que Juan haya escrito?: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos”. (1ra de Juan 3:14). Señor, haznos sentir el gozo de pasar de muerte a vida.
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