Luchando contra la soledad en el brote del coronavirus

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English: Fighting Loneliness in the Coronavirus Outbreak

© Desiring God

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Por John Piper sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Ask Pastor John

Traducción por Natalia Micaela Moreno

Transcripción del audio

Bienvenidos a todos. Este es un episodio especial del podcast basado en lo que está pasando en el mundo ahora mismo. No planeamos tener muchos episodios del coronavirus, pero deberíamos abordar un par de temas, incluyendo el tema de la soledad.

Esta temporada de auto-aislamiento es anormal para la mayoría de nosotros. Lo que significa que el sentimiento de soledad es una realidad para todos nosotros. No podemos visitar asilos. Las iglesias, los lugares de trabajo y los restaurantes están cerrados ahora. Las sensaciones de aislamiento y soledad tan comunes antes del virus fueron amplificada por esta cuarentena. No nos sorprende escuchar sobre este tema en nuestra casilla de mensajes a medida que escriben nuestros oyentes. Así que, Pastor John, ¿qué les diría a los solitarios durante esta temporada?

Es una buena palabra la que usaste: "amplificación". Las cosas fueron amplificadas ahora ya que, de alguna forma, siempre estuvieron ahí para algunos. Así que, quizás lo primero que debo decir es que estoy al tanto de los miles de cristianos que viven solos todo el tiempo y lidian con el problema del aislamiento y a veces soledad incluso cuando no hay coronavirus para amplificar el problema. A un par de esas personas les encanta estar de esa manera. La mayoría probablemente puede imaginar situaciones en las que preferirían estar, así sea un matrimonio o amistades o grupos que simplemente no han llegado a sus caminos.

Así que, no hablamos de un problema que solo es relevante durante el coronavirus. Pero no hay duda de que millones de personas están siendo ahora arrojadas a un tipo de vida que no han vivido hasta ahora — aunque sea no de esta manera.

Estar Solo no es lo Ideal

Estos días realmente no tienen precedente, y no sabemos cuánto van a durar, y no sabemos cuán mal las cosas se van a poner o no. Así que, es bueno decir que en general, para el problema de la soledad a largo plazo o el problema de la soledad a corto plazo durante esta crisis, está bien creer y sentir que la soledad o el aislamiento no son las formas ideales de vivir que Dios estableció para la humanidad en el principio. Está bien creer eso. Dios dijo a Adán cuando estaba solo en Génesis 2:18, “No es bueno que el hombre esté solo.” (LBLA)

Pero el mundo no es de la forma para la que fue creado, y hay muchas razones —algunas buenas, algunas justificables, otras malas — por las cuales las personas están solas. Pablo no estaba casado. Jesús no estaba casado. Ellos conocían mucha soledad. Miles de misionarios han tenido ministerios fructíferos sin compañeros en matrimonio, lo que significa que aunque la soledad no sea ideal, Dios ha provisto gracia para todo tipo de situaciones en este mundo caído que no son ideales. Y la soledad es una de ellas. Él no lo ignora. Jesús la experimentó, y hay gracia por ella — así sea el corto plazo de la soledad del coronavirus o el largo plazo de una situación de vida que involucre la soledad.

Salvador en la Soledad

Una forma en la que Dios planeó la gracia para los solitarios fue enviando a su Hijo para convertirse en un ser humano para que Jesús, su Hijo, pudiera experimentar un tipo de Soledad que lo haría, dice la Biblia, un sumo sacerdote simpático para los solitarios (Hebreos 4:15). Creo que la escena de Getsemaní la noche antes de morir es una de las más conmovedoras de la Biblia. Jesús aparta a sus amigos más cercanos — Pedro, Santiago y Juan — y les dice,

“Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad conmigo.” Y adelantándose un poco, [lo que significa que ahora está solo] cayó sobre su rostro, orando y diciendo: “Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras.” Vino entonces a los discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: “¿Conque no pudisteis velar una hora conmigo?” (Mateo 26:38–40, LBLA)

Esto pasó tres veces. Se quedaron dormidos frente a Él. Él quería su compañía en oración en esta hora — Él era un ser humano — y ellos no pudieron hacerlo. Se pone peor. Cuando los soldados vinieron, dice que todos lo abandonaron y huyeron (Marcos 14:50, LBLA). Y se pone aún peor, porque la mañana siguiente, Jesús dice, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mateo 27:46, LBLA).

Misericordia en Nuestra Soledad

Ahora, ¿por qué tanta soledad en su sufrimiento? Porque todo fue de acuerdo a las Escrituras. Esto fue planeado. ¿Por qué? Bueno, entre otras razones, fue para que Hebreos 4:15–16 (LBLA) pudiera estar en la Biblia para las personas solitarias.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado [o probado] en todo como nosotros [quizás con soledad], pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.

El texto dice “para la ayuda oportuna” pero lo puedes entender como “para la ayuda en la soledad”. Así, Cristo experimentó el abandono total, la soledad total, para que valientemente oremos por gracia — una gracia especial en tiempos de soledad — y podamos tener confianza en que Él nos la dará.

‘Vuélvete a Mí, Oh Señor’

Ahora, ¿cómo podría sonar una oración así? Bueno, así es como sonaba en la boca de David en Salmos 25:16 (LBLA):

Vuélvete a mí y tenme piedad,
porque estoy solitario y afligido.

David tuvo muchas crisis en las que estaba separado de las personas que necesitaba. Esta es una buena oración ahora mismo para miles de personas.

¿Responderá Dios esa oración? Hay buenas razones para creer que lo hará. Primero porque hizo provisiones para ello mientras todavía estaba aquí. Él dijo, “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.” (Juan 14:18, LBLA) Lo último que dijo en la Tierra fue, “he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20, LBLA). En otras palabras, Él envía al Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo, y él estará con cada cristiano. "Cristiano, no estás solo". Lo diré de nuevo: Cristiano, no estás solo. Esto es absolutamente maravilloso. Nunca estás solo. La persona más importante en el universo — presta atención a esto — "está contigo personalmente". Él prometió estar. Él no rompe su palabra. Él es.

La segunda razón por la que podemos esperar la dulce respuesta a esa plegaria es esta: “No temas, porque yo estoy contigo.” Eso es. No se necesita ir más lejos en Isaías 41:10 (LBLA) — aunque queremos hacerlo.

No temas, porque yo estoy contigo;
no te desalientes, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré,
sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.

Pero la primera frase lo es todo: "No temas, porque yo estoy contigo."

O también tenemos lo que Pablo pone en 2 Corintios 9:8 (LBLA): “Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra;” En otras palabras, hay una gracia — una gracia oportuna — para fructificarte en tiempos de soledad.

Él Vendrá a Nosotros

Así que, la experiencia de la soledad es real para la gente de Dios — incluso para la gente de Dios. Porque este mundo no es para lo que fue creado aún. De su forma ideal, cuando fue creado, cayó. Es un mundo caído, y nuestras relaciones están caídas, y los virus han caído.

Pero Dios no dejó a este mundo roto sin gracia — gracia especial para cada necesidad que su gente tiene, incluyendo la necesidad de la soledad. Jesús compró esa gracia para los pecadores con su propio sufrimiento solitario. Él conoce nuestra situación. Él la ha probado — peor de lo que nosotros conocemos. Y Él no nos dejará como huérfanos. Él Vendrá a Nosotros. Así el coronavirus nos aísle o tome nuestra vida, Él no nos dejará solos. Esta es una promesa preciosa y segura.


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