Ministro del Verdadero Tabernáculo
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Los Pactos
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre” (Heb. 8:2).
- Hebreos 8:1-2
Hoy regresamos al libro de Hebreos y reanudamos nuestro estudio del capítulo 8. Recordemos que algunos del público original de esta epístola consideraron abandonar el nuevo pacto a favor del antiguo. El autor no sabía quiénes eran todas estas personas, así que les escribió a todos ellos, advirtiéndoles a todos contra la apostasía. Estas advertencias fueron diseñadas para motivar a los auténticos creyentes en el público a buscar la certeza y producir evidencia de la salvación (6:9-12).
Aunque nuestro autor no pudo haber sabido quienes eran todos los verdaderos creyentes en su público, se mostró confiado en que algunos, si no todos, de su público, perseverarían en la fe y heredarían todas las promesas de Dios (v. 9). Éstos seguirían el ejemplo de los santos del antiguo pacto, como Abraham, y se aferrarían a la promesa de Dios de la salvación y al juramento que Dios hizo para confirmarla (v.v. 13-18). Al final, ellos se aferrarían a esta esperanza de la salvación, porque es una esperanza asegurada por Jesús, el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec (v.v. 19-20). Este Jesús, quien es mucho mayor que cualquier sacerdote que vino antes que Él, garantiza la salvación de todos los que confían en Él porque Su vida indestructible (7:16) Le hace capaz de servir como sacerdote para siempre (v. 21) y salvar perpetuamente a los que son Suyos (v. 25).
El público original necesita que se le recuerde la superioridad de Cristo al sacerdocio del antiguo pacto por lo que este tema está desarrollado en el capítulo 8. En 8:1, el autor le recuerda a su público que lo que él está enseñando no es una vana especulación. El punto, dice, es que Jesús es el Sumo Sacerdote del que leemos en el capítulo 7. Él es “el que está sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos.” Cristo es el Sumo Sacerdote quien es lo suficientemente digno para estar sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso.
Cristo es un ministro en “el verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre” (v. 2). Esta es una referencia al templo celestial donde Cristo hace Su obra de intercesión (7:25). Los sacerdotes de Aarón sirven en el tabernáculo terrenal, pero Jesús hace Su obra en el verdadero templo celestial. Esto no quiere decir que el templo terrenal no era un verdadero lugar de adoración. Al contrario, el autor nos dice que el tabernáculo antiguo fue sólo una sombra del templo celestial. En Cristo, esta sombra ha dado lugar a la realidad de Su intercesión en el templo del cielo.
Coram Deo
Muchos en nuestro día anticipan la reconstrucción de un templo terrenal igual al del antiguo Israel. Este deseo, sin embargo, ignora el hecho de que Cristo ya está ministrando en el verdadero templo celestial. Regocíjese que las sombras han pasado a la realidad y que la obra en el templo celestial se lleva a cabo a su favor.
Pasajes para Estudio Adicional
Sal. 110:1
Dan. 7:13-14
Marcos 14:62
Ef. 1:15-23
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