Misiones: El Grito de Batalla del Hedonismo Cristiano
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Hedonismo Cristiano
Una parte de la serie Desiring God
Traducción por Desiring God
Marcos 10:17-31
17Cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de El, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 18Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. 19Tú sabes los mandamientos: "NO MATES, NO COMETAS ADULTERIO, NO HURTES, NO DES FALSO TESTIMONIO, no defraudes, HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE". 20Y él le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. 21Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 22Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes. 23Jesús, mirando en derredor, dijo* a sus discípulos: ¡Qué difícil será para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios! 24Y los discípulos se asombraron de sus palabras. Pero Jesús respondiendo de nuevo, les dijo*: Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! 25Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios. 26Ellos se asombraron aún más, diciendo entre sí: ¿Y quién podrá salvarse? 27Mirándolos Jesús, dijo*: Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios. 28Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. 29Jesús dijo: En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio, 30que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna. 31Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros.
Hoy día, la mayoría de personas no creen en la causa a favor de misiones al extranjero. Walbert Buhlmann, un secretario de misiones en Roma, representa a muchos líderes denominacionales cuando dice, “En el pasado teníamos la llamada motivación de salvar almas. Estábamos convencidos que si no bautizábamos, grandes cantidades de personas irían al infierno. Ahora, gracias a Dios, creemos que toda la gente y todas las religiones ya están viviendo en la gracia y el amor de Dios y serán salvados por la misericordia de Dios.” (Time, Dec. 27, 1982, p.52). La Hermana Emmanuelle de Cairo, Egipto, dice, "Hoy en día ya no hablamos de conversión. Hablamos de ser amigos. Mi trabajo es probar que Dios es amor y llevar valentía y valor a esta gente” (Time, p. 56). La mayoría de personas, como estos dos misioneros, no se someten a la autoridad de Dios en la Biblia, sino que crean su propio Dios según lo que a ellos les gustaría que Él dijera. Y como a ellos les gustaría que Él dijera que todos los hombres son salvos sea que escuchen el evangelio de Cristo o no, entonces este es el tipo de Dios que ellos crean.
Pero hay que rechazar las enseñanzas esenciales de Las Escrituras para poder creer en un Dios así. Escuchen las Palabras del Hijo de Dios, las cuales le habló al apóstol Pablo cuando le llamó al servicio misionero:
“Pero levántate y ponte en pie; porque te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo, no sólo de las cosas que has visto, sino también de aquellas en que me apareceré a ti; librándote del pueblo judío y de los gentiles, a los cuales yo te envío, para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados.” (Hechos 26:16-18)Esta comisión que nuestro Señor le dio a Pablo sería vacía y sin sentido si en verdad los ojos de las naciones no necesitan ser abiertos, no necesitan volverse de las tinieblas a la luz y si ellos no necesitan escapar del poder de Satanás para ir a Dios y no tienen necesidad del perdón de pecado que sólo se obtiene por la fe en Cristo quien es predicado por los embajadores del Señor. Pablo no se entregó como misionero a Asia y Macedonia y Grecia y Roma y España para informarle a la gente que ya eran salvos, sino para proclamar que la salvación había sido consumada en Jesucristo para todos los que se arrepienten y entregan a él obediencia de fe. Por eso, cuando el mensaje sobre Cristo era rechazado (por ejemplo, por los Judíos de Antioquia), él dijo, “mas ya que la rechazáis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.” (Hechos 13:46) Lo que está en juego en la labores misioneras es la vida eterna. La meta es precisamente la conversión a Cristo de cualquier tipo o forma de alianza. “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos. (Hechos 4:12).”
Dios no es injusto. Nadie será condenado por no creer un mensaje que no hayan escuchado. Aquellos que nunca han escuchado el evangelio serán condenados por no reconocer la luz del poder y gracia de Dios en la naturaleza, presente en sus conciencias. Pues como dice Rom. 1:20,21 “Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido”. Separados de la gracia especial y salvífica de Dios, le gente está muerta en el pecado, entenebrecidos en su entendimiento, excluidos de la vida de Dios y con dureza de corazón (Ef. 2:1; 4:18). Y el medio que Dios ha establecido para la administración de esa gracia salvífica especial es la predicación del evangelio de Jesucristo. “Tengo obligación tanto para con los griegos como para con los bárbaros, para con los sabios como para con los ignorantes. Así que, por mi parte, ansioso estoy de anunciar el evangelio también a vosotros que estáis en Roma. Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego (Rom. 1:14-16).”
La noción de que las personas se salvan sin escuchar el evangelio ha causado estragos en los esfuerzos misioneros de denominaciones con orientación liberal. Entre 1953 y 1980 la presencia misionera de las iglesias protestantes de corriente liberal sufrió un descenso de 9,844 a 2,813, mientras que la presencia misionera de iglesias protestantes evangélicas, las cuales toman más en serio las Escrituras, ha aumentado en más de un 200%. La Alianza Misionera Cristiana, con sus 200,000 miembros, mantiene 40% más misioneros que Iglesia Metodista Unida con sus 9.5 millones de miembros. Hay poder misionero asombroso cuando se cree La Palabra de Dios.
Muchos de ustedes están al borde de establecer nuevos compromisos con las misiones: algunos un nuevo compromiso para alcanzar gente fronteriza, otros por nuevos caminos de educación, otros en usos nuevos de tu vocación en una cultura menos saturada por la iglesia, otros en nuevo estilo de vida y otros en un nuevo patrón en el dar y orar y leer. Quiero empujarte del borde en que te encuentras hoy. Quiero presentarte la causa de las misiones tan atractiva que no puedas resistir más su magnetismo.
Para el verdadero Hedonista Cristiano nuestro pasaje contiene por lo menos dos incentivos irresistibles para dejar atrás el hogar por Cristo y su evangelio. Notemos primero en Marcos 10:25-67, “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios. Ellos se asombraron aún más, diciendo entre sí: ¿Y quién podrá salvarse? Mirándolos Jesús, dijo: Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios.” Este es una de las conversaciones misioneras más estimulantes de la Biblia. ¿Qué misionero no ha contemplado su obra y ha dicho, “Es imposible”? A lo cual Jesús responde: “Sí, para los hombres es imposible.” Ningún hombre puede librar a otro hombre del poder esclavizante del amor al dinero.
El joven rico se fue triste porque su esclavitud a las cosas no podía ser quebrantada por el hombre. Para los hombres es imposible. Por eso la obra misionera, la cual es simplemente librar el corazón humano de la esclavitud a otras alianzas fuera de Cristo, es imposible ¡para los hombres!
“Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios.” He aquí se encuentra el incentivo incomparable para el servicio misionero.
Noel y yo fuimos a Urbana ’67. Recuerdo como John Alexander, director de intramuros, decía que cuando era joven él pensaba: “Si la predestinación es cierta, nunca seré un misionero.” Luego agregó, “pero luego de años en la obra digo: ‘si la predestinación no es cierta nunca podría ser misionero.’ ” Si Dios no estuviese a cargo de hacer lo que es humanamente imposible, la obra misionera no tendría esperanza. ¿Quién, fuera de Dios, puede levantar al muerto espiritual y darle oído para el evangelio (Hechos 16:14)? Las grandes doctrinas bíblicas de la elección incondicional y la predestinación para ser hijos y la gracia irresistible en la predicación de Cristo son incentivos poderosos para aventurarse a penetrar culturas musulmanes, hindúes o budistas, o culturas tribales donde la gente parece ser más dura que clavos de acero contra la predicación del evangelio.
Jesús dijo, “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz” (Juan 10:16) Por tanto, cuando Pablo entra ciudad tras ciudad en sus viajes misioneros, su propósito es claro – juntar las ovejas. El Señor le dijo a Pablo en una visión cuando él entró a Corinto (Hechos 18:9-10): “No temas, sino habla, y no calles;…porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.” Y cuando Pablo acabó de predicar en la ciudad de Antioquia Lucas describe el resultado así: “creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.” (Hechos 13:48). Los misioneros que van armados con las grandes verdades de la predestinación y la gracia irresistible van con la confianza de que Dios hará por otros hoy lo que él hizo por Lidia –“el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.” (Hechos 16:14). Cuando se refiere a entrar al reino hay dos verdades. Una es esta: “Para el hombre es imposible”, y ninguno será salvo. La otra es esta: Para Dios todas las cosas son posibles”, por lo tanto, aquellos que están ordenados para vida eterna estarán atentos al evangelio y creerán y serán salvos.
David Brainerd, cuyas publicaciones misioneras y su diario personal probablemente han hecho más para encender el fuego de la causa de la misiones que cualquier otro libro aparte de la Biblia, dijo que él vivió para dos cosas: mi propia santificación y la reunión de los elegidos de Dios.”
De modo que el primer incentivo al servicio misionero es el gran consuelo que cuando dejamos nuestro hogar por Cristo y el evangelio, las conversiones que buscamos serán el trabajo de Dios de acuerdo a su plan eterno. “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. 7 Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. (1 Cor. 3:6,7) Lo que es imposible para nosotros, no es imposible para Dios y él lo hará. ¡Qué grandioso es caminar con Dios hasta un pueblo no alcanzado, esclavizado por el pecado y Satanás y oír a Dios decir: “No temas, sino habla y no calles… porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad! Mis ovejas estarán atentas a mi voz.”
El segundo incentivo para convertirse en misionero podemos encontrarlo en Marcos 10:28-30. Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.
Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna." Esto no significa que si eres misionero te harás rico en posesiones materiales. Significa que si eres privado de tu familia terrenal en el servicio de Cristo, recibirás cien veces más en tu familia espiritual, la iglesia. Pero aún esto debe ser muy limitado. ¿Qué de esos misioneros solitarios que trabajan por años sin ser rodeados por cientos de hermanas y hermanos y madres e hijos en la fe? ¿No es la promesa cierta para ellos? Ciertamente lo es.
Lo que ciertamente Cristo quiere significar es que él mismo pagará cada pérdida. Si entregas el afecto de una madre y su preocupación, obtendrás cien veces más el afecto y preocupación del Cristo que está siempre presente. Si entregas la camaradería tierna de un hermano obtendrás cien veces más la ternura y camaradería de Cristo. Si entregas el sentido de estar en casa que tenías en tu hogar, obtendrás cien veces más la comodidad y seguridad de saber que tu Señor es el dueño de cada casa, pedazo de tierra, río, y árbol de la tierra. ¿No es justo esto lo que Jesús les está diciendo a los futuros misioneros: Yo prometo trabajar para ti y ser tanto para ti que no podrás decir que has sacrificado algo? Esta es la forma como Hudson Taylor lo tomó, porque al final de sus cincuenta años de labor misionera en la China él dijo: “Nunca hice un sacrificio”.
Cristo tiene como propósito ser glorificado en la gran empresa misionera. Por tanto, él desea permanecer siendo el benefactor y que nosotros seamos los beneficiarios. Aún cuando somos llamados a ser misioneros seguimos siendo enfermos en el hospital de Cristo. Todavía somos pobres necesitando la salud y el bienestar. De modo que cuando él nos envía a Liberia, Camerún, Brasil, Japón, India o China, él nos envía allí como parte de nuestra terapia. El dice: “Ahora, sé que esta terapia tiene efectos secundarios, por ejemplo persecución, pero te prometo como tu doctor que si sigues el régimen de salud misionero, tu condición va a mejorar cien veces más que si tú lo rechazas”. Los misioneros no son héroes que pueden hablar con arrogancia del gran sacrificio que están haciendo por Dios. Ellos son los verdaderos hedonistas cristianos. Ellos son los que saben que el verdadero grito de batalla del hedonismo cristiano está en las misiones, y han descubierto que hay cien veces más gozo y satisfacción en una vida dedicada a Cristo y el evangelio que una vida dedicada a las comodidades frívolas, los placeres y los avances terrenales. Como Ralph Winter dijo al concluir su folleto “Di sí a la misión”, “Jesús, por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio…’ Seguirle es tu decisión. ¡Ya estás advertido! Pero no olvides el gozo”. O como yo, Cambell White dijo en 1909 cuando el Movimiento Misionero de Layman estuvo en su mayor auge: “Fama, placeres son sólo cáscaras y cenizas en contraste con el gozo ilimitado y permanente de trabajar con Dios para el cumplimiento de su plan eterno”.
No te estoy llamando a echar a perder tu valentía y sacrificio por Cristo. Te estoy llamando a renunciar todo lo que tienes para obtener la perla de las perlas. Te hago un llamado urgente de contar todas las cosas como basura por el valor superior de pararse en el servicio del Rey de reyes. Te hago un llamado urgente a quitarte los harapos que se compran en las tiendas y ponerte las vestiduras de los embajadores de Dios. Te prometo que vendrán persecuciones y privaciones, pero “recuerda el gozo”: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.” (Mt. 5:10)
Dos incentivos para convertirse en misionero-directos de la boca de Jesucristo: 1) Cada imposibilidad de los hombres es una sencillez para Dios; las conversiones de pecadores endurecidos será el trabajo de Dios y ocurrirán de acuerdo a su soberano plan. No necesitamos estar temerosos ni preocupados por nuestra debilidad. La batalla es del Señor y él nos dará la victoria. 2) Cristo promete trabajar por nosotros y ser tanto para nosotros que cuando nuestra vida misionera acabe no podamos decir que hemos sacrificado algo. Cuando seguimos su prescripción misionera, descubrimos que aún en los efectos negativos el mejoramiento de nuestra condición–nuestro crecimiento, nuestra salud espiritual, nuestro gozo–mejora cien veces más.
Ahora quiero darles dos razones adicionales por las cuales pienso que Dios hará un trabajo sorprendente en las misiones en Bethlehem en un tiempo muy cercano. Una razón es que los vientos de su Espíritu se están sintiendo. El llamó a Glenn Ogren de nuestra facultad a las misiones. Esta noche encomendaremos a David y Faith Jaeger quienes estarán partiendo para Liberia el martes-los primeros nuevos misioneros que Bethlehem enviará desde que Steve Nelson fue enviado hace 10 años. El grupo de oración por las misiones fronterizas, el grupo de estudio y el equipo ministerial de misiones Toshavim están estudiando, orando y soñando para convertirnos en una iglesia mundial. Los círculos de mujeres misioneras continúan una base estable de oración y educación. Tom Steller está sopesando la posibilidad de guiar un equipo de personas el próximo verano al Centro de Misiones Mundiales de los Estados Unidos para un curso de estudios en el instituto de Estudios Internacionales. Y Ralph Winter, el fundador del U.S.C.W.M. y misionary statesman, ha aceptado ser nuestro portavoz en la conferencia misionera del próximo año. Estos avances en Bethlehem no han sido obra de una persona-son evidencias de que algo nuevo del Espíritu de Dios está en el viento. Muchos de ustedes han estado orando al Señor de la mies-y los primeros frutos de sus respuestas ya son visibles.
La otra razón por la que creo que Dios hará un trabajo sorprendente en misiones en Bethlehem es que la extremada necesidad del mundo está convirtiéndose en algo tan obvio y nosotros no somos el tipo de personas que puede ignorarlo. La gran mentira de Satanás en la generación pasada ha sido que la gran comisión está completa, y por tanto la iglesia puede olvidarse de su mentalidad de guerra. Las personas confundieron las “naciones” de Mateo 28:19 (“Haced discípulos de todas las naciones”) con las naciones políticas de nuestros días y han concluido que se han hecho discípulos en cada nación, y por tanto el fin puede llegar. Pero ellos olvidan el cántico celestial en Apocalipsis 28:19 donde Cristo es adorado: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. Cuando Jesús comisionó su Iglesia a hacer discípulos de las personas Él no tenía en mente solamente los límites políticos. Él tenía en mente los distantes y distintos grupos incluyendo tribus, lenguas y personas. Y hoy hay aproximadamente 16,000 grupos de los cuales no se han discipulado. Si cada cristiano en el mundo ganara todos sus vecinos para Cristo la mitad del mundo aun no estaría evangelizada; porque dos mil millones de personas conforman grupos de personas culturalmente distantes que no tienen testigos indígenas. Ellos son las “personas escondidas,” las “personas fronterizas” de nuestros días. La única forma en que ellos pueden ser alcanzados es por misioneros de otras culturas. El día de misiones extranjeras no ha concluido. Por el contrario, estamos parados en la cúspide de un nuevo movimiento en las iglesias occidentales y tercermundistas para penetrar la última frontera.
Ciento cincuenta misioneros protestantes de Norteamérica sirven entre 733 millones de musulmanes en 4,000 grupos de personas musulmanas; 100 misioneros entre 537 millones de hindúes en 3,000 grupos de personas hindúes; 200 misioneros entre 255 millones de budistas, con un total de 650 misioneros protestantes norteamericanos entre un poco menos de la mitad de la población mundial quienes básicamente no han sido alcanzados (1,930,000,000). Y entonces vemos los Estados Unidos. Hay más iglesias en las Ciudades mellizas que misioneros en casi dos millones de musulmanes, hindúes, chinos y budistas. ¿Es eso obediencia? Los americanos donan $700 millones de dólares al año para las agencias misioneras-la misma cantidad que gastan en goma de mascar. Cada 52 días los norteamericanos gastan en comida para animales domesticados lo mismo que gastan anualmente en misiones extranjeras. Y la razón de estas cosas no es que estamos viviendo para el placer, sino que no creemos a Jesús cuando dice que podemos obtener cien veces más placer abandonando todo por su nombre y su evangelio.
El viernes en la mañana recibí una llamada de un seminario en otra parte de nuestro país pidiéndome que les permitiera poner mi nombre en una lista de candidatos para un profesorado en el Nuevo Testamento. No me tomó cinco segundos responder esa pregunta. Mi respuesta fue negativa. Tengo una gran iglesia. Dios está comenzando a moverse. Ni siquiera me agreguen a su lista. Quiero construir una iglesia mundial con ustedes en Bethlehem. Quiero ver nuevos misioneros salir de este cuerpo cada año. Quiero estar aquí para recibir a David y Faith cuando regresen de su primera misión. Quiero viajar a algunos de nuestros campos y ministrar a nuestros misioneros y traer reportes de lo que Dios está haciendo. Quiero predicar y escribir de tal forma que jóvenes y ancianos, hombres y mujeres no puedan continuar con sus negocios de la manera usual mientras que haya más iglesias en las Ciudades Mellizas que misioneros en la mitad del mundo. El desafío es grande. Pero Dios es más grande. Las recompensas son cien veces mejores que cualquier cosa que este mundo nos puede ofrecer. El grito de batalla del Hedonismo Cristiano es: ¡Ve! Duplica tu gozo en Dios compartiéndolo en los hogares fronterizos.
© Desiring God
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