Muestra de la Gloria de Dios/Diáconos
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Mark Dever
sobre Gobierno de Iglesia
Capítulo 2 del Libro Muestra de la Gloria de Dios
Traducción por Paula Lara
Empecemos con uno de los oficios más comunes en las iglesias actuales—los diáconos. En función de qué tipo de iglesia de que tu provienes "diácono" puede;evocar imágenes de banqueros de pelos grises sentados en mesas muy barnizadas en salones parroquiales adornados de forma opulenta. O el término puede evocar a los servidores fieles de la iglesia que coordinan ministerios basados en las necesidades, el alcance evangélico o la atención pastoral. Eso es lo que son los diáconos en nuestras iglesias. ¿Qué son según la Biblia?
“Diácono Definido”
Servicio en el Mundo del Nuevo Testamento
El mundo del Nuevo Testamento era similar al nuestro en la forma en que entendían el servicio. Los griegos no admiraban el servicio a los demás. Más bien admiraban en primer lugar el desarrollo del propio carácter y la personalidad, siempre con vistas a mantener el respeto por uno mismo. El servicio de los diáconos a los demás se veía de una forma que podríamos describir con el término despectivo "servil".
Servicio en la Biblia
La Biblia, en cambio, presenta el servicio de forma muy diferente. En las traducciones modernas del Nuevo Testamento, la palabra diakonos se suele traducir como “sirviente”, pero a veces como “ministro”, y a veces sólo se translitera como “diácono”. Puede referir al servicio en general (por ejemplo, Hechos 1:17; 19:22; Romanos 12:7; I Corintios 12:5; 16:15; Efesios 4:12; Colosenses 4:17; II Timoteo 1:18; Filemón 13; Hebreos 6:10; I Pedro 4:10-11; Revelaciones 2:19), a los gobernantes en particular (por ejemplo Romanos 13:4) o a los que cuidaban a las necesidades físicas (por ejemplo Mateo 25:44; Hechos 11:29; 12:25; Romanos 15:25, 31; II Corintios 8:4, 19-20; 9:1, 12-13; 11:8). En el Nuevo Testamento queda claro que las mujeres pueden hacer al menos parte de estos servicios (por ejemplo, Mateo 8:15; Marcos 1:31; Lucas 4:39; Mateo 27:55; Marcos 15:41; cf Lucas 8:3; Lucas 10:40; Juan 12:2; Romanos 16:1). Los ángeles sirven de esta forma. (por ejemplo Mateo 4:11; Marcos 1:13). A veces menciona específicamente atender mesas (por ejemplo Mateo 22:13; Lucas 10:40; Juan 2:5, 9; 12:2), y aunque era despreciados estos servicios en el mundo griego, Jesús los consideraba de forma muy diferente. En Juan 12:26 Jesús dijo “Si alguno me diácona, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi diácono; si alguno me diácona, el Padre lo honrará.” De nuevo en Mateo 20:26 (cf Marcos 9:35) Jesús dijo: "Si uno quiere ser el primero, sea el diácono de todos. Y en Mateo 23:11 (cf. Marcos 10:43; Lucas 22:26-27) dijo que “el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro diácono.”
De hecho, Jesús llega a presentarse como un tipo de diácono(por ejemplo Mateo 20:28; Marcos 10:45; Lucas 22: 26-27; cf. Juan 13; Lucas 12:37; Romanos 15:8). Se presenta a los cristianos como diáconos de Cristo o Su Evangelio. Así es como se describen a los apóstoles (Hechos 6:1-7), y ciertamente es la forma en que Pablo se refiere a su mismo y a aquellos que trabajaron con él (por ejemplo Hechos 20:24; I Corintios 3:5; II Corintios 3:3, 6-9; 4:1; 5:18; 6:3- 4; 11:23; Efesios 3:7; Colosenses 1:23; I Timoteo 1:12; II Timoteo 4:11). Se refería a si mismo como diácono entre los Gentiles, el grupo específico al que fue llamado a servir.(Hechos 21:19, Romanos 11:13). Pablo llama a Timoteo diácono de Cristo (por ejemplo I Timoteo 4:6; II Timoteo 4:5), y Pedro dice que los profetas del Antiguo Testamento eran diáconos de los cristianos (I Pedro 1:12). Ángeles son llamados diáconos (Hebreos 1:14), e incluso Satán tiene sus diáconos (II Corintios 3:6-9; 11:15; Gálatas 2:17).
Mantener una Distinción entre Diáconos y Ancianos
Debemos siempre distinguir cuidadosamente entre el ministerio de los diáconos y el de los ancianos. En un sentido, tanto los ancianos como los diáconos son "diáconando", pero ese servicio se da de dos formas muy diferentes. Es en los primeros siete versos de los Hechos 6 donde encontramos el pasaje crucial en el que el diáconando se divide en el diáconando tradicional (atender mesas, servicio físico) y el tipo de "diáconando" de la Palabra a la que fueron llamados los apóstoles (y más adelante, los ancianos). Se describe a los diáconos en Hechos 6 como los camareros de la iglesia, al menos en un sentido administrativo. Deben atender las necesidades físicas de la iglesia. Establecer un grupo con este ministerio en particular es importante porque, de no existir, podría producirse una confusión entre estos dos tipos de diáconando—de la Palabra (ancianos) y de atender mesas(diáconos)—y que de ese modo de ser confundido el uno con el otro, uno quede olvidado. Las iglesias no deberían olvidar predicar la Palabra ni el cuidado práctico de los miembros, lo que ayuda a fomentar la unidad y cumple nuestro deber de amarnos unos a otros. Ambos aspectos de la vida y ministerio de la iglesia son importantes. Para asegurarse de contar con los dos tipos de diáconando en las iglesias debemos distinguir entre los ministerios diaconales del ministerio, de el ministerio de los ancianos.
Antecedentes históricos
La Iglesia Primitiva
En la época de los apóstoles la situación en las iglesias era más o menos variable, aunque parece que había una pluralidad de ancianos y diáconos bastante regular. Inmediatamente después de la época del Nuevo Testamento continuaron estos oficios separados de ancianos y diáconos. La función de los ancianos comenzó a dividirse entre obispos y curas, pero los diáconos continuaron siendo enumeradas junto y despues de los obispos y las curas, y eran aquellos que estaban fundamentalmente a cargo del ayudar a los obispos o supervisores. Parece ser que entre los primeros cristianos el cargo era vitalicio. No obstante, las funciones variaban entre los distintos lugares. Los deberes del diácono podían incluir:
Deberes de los diácinos
- leer o cantar las Escrituras en la iglesia,
- recibir los donativos y mantener un registro de quién había dado
- distribuir los donativos entre los obispos, presbíteros y ellos mismos, entre las mujeres solteras, las viudas y los pobres,
- repartir la comunión,
- dirigir las oraciones durante el servicio y dar una señal a los
que no fueran a tomar la comunión para que se fueran antes de que la misma fuera repartida.
Este sería un resumen muy bueno de los deberes de los diáconos de los siglos 2 a 6.
Las Iglesias Romana y Griega
A medida que se desarrolló el episcopado monárquico también se formó un diaconado monárquico a su sombra. A medida que se desarrollaba la función del obispo, se formó también la función de arcediano. El arcediano era el diácono jefe de un lugar concreto, y puede ser describido como un representante encargado de los asuntos materiales. No resulta sorprendente darse cuenta de que el arcediano de Roma se volviera especialmente importante. Baste con decir que se produjeron abusos y que los diáconos, especialmente los arcedianos se volvieron muy ricos. ¡Qué irónico resulta que aquellos cuya función era servir a los demás usaran a los demás para satisfacer sus propios deseos! Por una serie de razones, la influencia de los diáconos disminuyó en la edad media. Cuidar de los pobres se convirtió más bien en una forma de que los benefactores hicieran méritos ante Dios para reducir su estancia en el purgatorio, tal y como creían.
La Iglesia Ortodoxa Oriental siempre ha mantenido diáconos separados—laicos que tenían dicha función. En occidente, no obstante, ser un diácono a finales de la Edad Media se había convertido simplemente en un paso para ser ordenado cura, es decir, un anciano. Los diáconos en las Iglesias Católica Romana y Episcopaliana siguen siendo eso—ministerios de formación de un año antes de convertirse en curas formados. El Segundo Consejo Vaticano ha reabierto la posibilidad de un tipo de diácono diferente, permanente, más bíblico en la Iglesia Católica Romana.
La Iglesia Luterana
Lutero recuperó la responsabilidad de la iglesia de cuidar físicamente de la iglesia, y especialmente a los pobres de la iglesia, aunque las iglesias luteranas no recuperaron la idea del diácono del Nuevo Testamento. En las iglesias luteranas actuales, las costumbres varían. En algunos lugares no se ordena a los diáconos, pero en otros lugares, se considera diácono a cualquier ministro asistente, particularmente aquellos con responsabilidades del cuidado pastoral y la evangelización.
Diáconos en la Reforma
En muchas de las iglesias protestantes más evangélicas se reconocía la práctica bíblica de tener diáconos distintos de los ancianos o los pastores durante la Reforma. En tiempos de la Reforma, algunos protestantes, como Martin Buzler de Cambridge, instaron a que se reestablecieran los deberes de los diáconos. En cada iglesia, decían, los diáconos deberán distinguir entre los pobres merecedores y no merecedores de caridad, investigando discretamente y cuidando silenciosamente de unos y expulsando a los otros de la iglesia. También deberán mantener registros escritos, en la medida de lo posible, de los fondos proporcionados por los miembros de la iglesia.
La Iglesia Presbiteriana
En la iglesia presbiteriana los diáconos son aquellos que administran las almas y cuidan de los pobres y enfermos (aunque podríamos argumentar que estas funciones las ha asumido en su mayoría el estado secular). Los diáconos son un cuerpo diferente de los ancianos y son responsables de ellos. Así es cómo se organizaron una vez las Iglesias Baptista y congregacionista. Algunas se siguen organizando de esta forma, y la mayoría ha mantenido esta estructura en algún grado.
Baptistas y Congregacionistas
No obstante, en muchas iglesias baptistas y congregacionistas se asignan unas funciones definitivamente más espirituales a los diáconos. Ayudan al pastor de varias maneras, especialmente a la hora de distribuir los elementos de la Cena del Señor y han evolucionado hacia un tipo de junta ejecutiva y financiera para la iglesia, particularmente en congregaciones que ya no tienen junta de ancianos. Los diáconos a menudo sirven activamente durante períodos de tiempo limitado, aunque el reconocimiento de una persona como diácono normalmente es permanente.
Así es como los cristianos lo han hecho. Ahora bien ¿tienen las Escrituras algún palabra para que cambiemos nuestras prácticas?
Diáconos en Hechos 6
Como hemos visto, las palabras de diakonos aparecen muchas veces en el Nuevo Testamento. Aunque la imagen más clara, quizás venga de Hechos 6, en donde pensamos que los primeros diáconos fueron establecidos. Desde este pasaje, podemos destacar entre nosotros tres aspectos del ministerio de los diáconos.
Necesidades Físicas
Primero, los diáconos deben atender las necesidades físicas de la iglesia. Lea Hechos 6:1. Algunos de los cristianos “eran desatendidas en la asistencia cotidiana de alimentos." Hemos destacado que la raíz de la palabra diácono significa ministro o servidor, y particularmente se usaban de atendedores de mesas en aquellos tiempos, o de varios tipos de servicio, normalmente físicos o económicos. En Hechos 6:2 los apóstoles caracterizaban este servicio como “atender las mesas” o, literalmente “diáconando las mesas”. Satisfacían necesidades físicas. Este es el primer aspecto de este tipo de ministerio diaconal. Es importante destacar que los diáconos en Hechos 6 probablemente no prestaban solos el diáconando; más bien es probable que estos pocos diáconos organizaran a muchos otros cristianos en la iglesia para asegurarse de que se hacía el trabajo.
Cuidar de otras personas, especialmente a otros cristianos- y muy especialmente de otros miembros de nuestra propia congregación- es importante para el bienestar físico de aquellos concernidos, para su bienestar espiritual, como ánimo para ellos, como recordatorio encarnado del cuidado que Dios les proporciona, y como testimonio ante los de fuera. ¿Qué dijo Jesús en Juan 13? “En esto conocerán todos que sois discípulos míos: por el amor que os tenéis los unos a los otros”. El cuidado físico que se presta en este pasaje demuestra justamente ese tipo de amor en Cristo.
Aunque, tras de esto, vemos que hay un objetivo no sólo para aquellos en necesidad, sino para el cuerpo en su conjunto. Este es el segundo aspecto del tipo de ministerio diaconal que vemos en Hechos 6—es centrado en la unidad del cuerpo.
Unidad del Cuerpo
Si lees este pasaje de forma más abstracta surge puedes preguntar, "¿en el cuidado de estas viudas, qué hacían realmente?" Trabajaban para hacer más equitativa la distribución de la comida entre las viudas. Eso es cierto, pero, ¿por qué era eso importante? Porque esta desatención de lo material estaba ocasionando una desunión espiritual del cuerpo. Así comienza el pasaje en 6:1, "Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana." Un grupo de cristianos empezaba a quejarse de otro grupo. Esto parece ser lo que atraió la atención de los Apóstoles. No estaban simplemente tratando de arreglar un problema en el ministerio de la benevolencia de la iglesia. Estaban intentando evitar la fractura de la unidad de la iglesia, y eso en una forma especialmente peligrosa: por lineas culturales tradicionales de división. Los diáconos eran designados para evitar la desunión en la iglesia.
El Objetivo de los Dones Espirituales
Realmente, esta es la meta de todos los dones que el Espíritu de Dios da a su iglesia—unir a unos y otros y apoyarse entre sí (por ejemplo Romanos 1:11-12). Pablo dice a los Corintios que los dones son “para el bien común” (I Corintios 12:4-7, 12). Anima a estos primeros cristianos “puesto que deseáis obtener dones espirituales, intentad ser excelentes en los dones que construyen la iglesia," (I Cor.12:12). Así dice Pablo en I Corintios 14:26, “todo debe hacerse para el fortalecimiento”. Tal y como Calvino dijo, comentando I Coríntios 14:12, “Cuanto mayor sea el deseo de una persona de dedicarse a edificar, tanto más desea Pablo que éste sea considerado”. Así escribió Pedro “Cada uno deberá usar el don que haya recibido para ayudar a otros a administrar la gracia de Dios," (I Pedro 4:10).
No Estrechez de Miras en los Diáconos
Edificar y unir a la iglesia es especialmente el ministerio de los diáconos, como vemos en Hechos 6. Por lo tanto, no podemos tener a gente sirviéndonos como diáconos si están descontentos con la iglesia. Los diáconos no son los que más se quejan de la iglesia, ni los que desentonan con sus acciones o actitudes. ¡Más bien lo contrario! Los diáconos deben ser los silenciadores, los amortiguadores.
Apoyo al Ministerio de la Palabra
Por lo tanto, entre aquellos que servirían a la iglesia como diáconos no debe haber mezquindad. Dichos miembros no deben darse a la territorialismo—ocuparse de su área, sus derechos y prerrogativas en esa área, ¡o incluso resintiéndose contra el servicio de otros que puedan interferir en su ámbito! Los diáconos no son separados para que defiendan su causa o peleen por sus esquinas como representantes o cabilderos. En vez de eso, deben venir en nombre del todo—para cubrir necesidades individuales, sí—pero con un sentido de conjunto, un sentido de que su trabajo contribuye a la salud del conjunto. Incluso más, deben ser capaces de ayudar a los demás a entender este ministerio en particular como parte de la unidad y edificación de la iglesia en su conjunto. Deben ser los constructores de la iglesia por ser los servidores que ayudan a mantenernos unidos con cuerdas de amabilidad y servicio amoroso. En otro nivel, estos hombres fueron elegidos para apoyar el ministerio de los apóstoles. En Hechos 6:3 los apóstoles parecen reconocer que el cuidado de las necesidades físicas era una responsabilidad que la iglesia, y por tanto en algún sentido ellos mismos, tuvieron . Pero dijeron en 6:3 que delegarían esta responsabilidad en un grupo dentro de la iglesia. En ese sentido, estos diáconos no sólo ayudaban al cuerpo en su conjunto, sino que al hacerlo estaban contribuyendo apoyar a estos apóstoles/ancianos, cuyas obligaciones principales eran otras.
Los diáconos no son una Segunda Cámara de la Legislatura
Por lo tanto, los diáconos no eran un grupo de poder separado dentro de la iglesia. No eran una segunda asamblea legislativa en la que se debían aprobar todas las leyes. Eran servidores que servían a la iglesia en su conjunto ayudando con las responsabilidades que no podían asumir los profesores principales. Los diáconos apoyaban a los profesores de la Palabra en su ministerio. Fundamentalmente apoyaban el ministerio de los ancianos. Si este era el caso, las personas que más apoyen a la iglesia deben ser las que sirvan a la iglesia como diáconos. Debemos buscar dones para animar, de forma que más personas, y no menos, queden bendecidas por su servicio.
Los Diáconos Coordinan Ministerios Concretos
En nuestra iglesia de Washington D.C., reconocemos a nuestros diáconos no como un cuerpo deliberativo, sino como esas personas en nuestra iglesia que coordinan ministerios concretos necesarios en la iglesia. Lo que esperamos y por lo que oramos es porque cada uno de aquellos que sirven como diáconos nos ayuden a estar más unidos a través de varios ministerios, ayudando a los individuos, ayudando al cuerpo, y glorificando con ello a Dios. Tenemos un diácono que supervisa nuestro ministerio de hospitalidad, otro que coordina nuestro ministerio a través de la radio y la página web, otro que maneja nuestro sistema de sonido y otro para el cuidado de los miembros. En estos momentos tenemos catorce diáconos diferentes sirviéndonos en cargos diaconales. De forma regular eliminamos posiciones que ya no parecen necesitar coordinación, y dividimos las que aumentan en dos, o incluso creamos nuevas según surjan las necesidades y las oportunidades en el cuerpo.
Esperamos que estos diáconos sean los que más se aprovechen de los recursos humanos de la iglesia. Esperamos que sean diligentes en sus oraciones por nosotros, en el conocimiento de todo el cuerpo, en ver cómo los servicios que coordinan pueden hacer avanzar el ministerio de la iglesia en su conjunto. Reconocemos que este servicio que realizan por nosotros es costoso. Deben entender su papel de diáconos como su principal ministerio en la iglesia mientras ocupen ese cargo. Pero ¡qué bendición suponen esos servidores para nosotros mientras crean corazones de servicio en otros hermanos y hermanas, entrenandolos para ver la función de este o aquel ministerio en particular para la creación de la iglesia! A través de su creatividad y actividad nuestros diáconos bendecirán nuestra iglesia por mucho más tiempo del que se ocupan de la responsabilidad presente de coordinar el ministerio concreto en el que ahora trabajan.
Cualificaciones de los diáconos
1 Timoteo 3
En I Timoteo 3:8-13 Pablo explica con detalle a Timoteo, pastor de la iglesia de Éfeso, cómo debían ser estos diáconos. Combinando las características que son enumerado allí con las cualidades de aquellos elegidos el Hechos 6, podemos decir con seguridad que aquellos que nos sirven como diáconos deben ser reconocidos como llenos del Espíritu Santo (porque aunque se preocupan de las cosas físicas, el suyo es ciertamente un ministerio espiritual). Estos diáconos deben ser reconocidos llenos de sabiduría. Deben ser escogidos por la congregación, con la confianza de la congregación. Deben asumir con diligencia y por propia voluntad la responsabilidad de las necesidades concretas que su ministerio se ha creado para servir. Deben ser merecedores de respeto, sincero, no beber demasiado vino, no deben buscar ganancias deshonestas, deben proteger las profundas verdades de la fe con una conciencia clara, sirvientes probados y aprobados que son maridos de una sola mujer y que gestionan bien su hogar y a sus hijos.
Las mujeres como Diáconos
El que se ordene a los diáconos que sean “maridos de una mujer” no excluye los servicios de las mujeres en puestos diaconales. El ejemplo de Febe en Romanos 16:1, el uso de las palabras diaconales en otra parte por las mujeres de las escrituras y, en menor grado, la larga historia de las diáconas de las iglesias baptistas, ha llevado a nuestra iglesia a abrazar con alegría el ministerio de las mujeres que nos sirven como diáconos. Aún así, debido a I Timoteo 2 y del panorama bíblico mayor de liderazgo masculino, disuadimos a las iglesias a nombrar diáconas si su carga se confunde con la de los ancianos (como ocurre con los diáconos de muchas iglesias hoy). Es nuestra claridad sobre la función distinta de los ancianos y el hecho de que esos ancianos deben ser hombres lo que hace posible animar libremente el servicio de nuestras mujeres como diáconos o diáconas reconocidas por la iglesia.
Resumen
En resumen, parece que el Nuevo Testamento une los tres aspectos del ministerio del diaconado que hemos mencionado en Hechos 6—cuidado de las necesidades físicas con el fin de unir al cuerpo bajo el ministerio de la Palabra. Los diáconos deben apoyar el ministerio de los ancianos, unir el cuerpo y cuidar de los necesitados. Deben ser animadores, pacificadores y servidores. Como dijo Dietrich Bonhoeffer, “La Iglesia no necesita personalidades brillantes, sino servidores leales de Jesús y los hermanos,"(Bonhoeffer, Life Together, pág. 109).
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