No Hubo Oportunidad Para El Arrepentimiento
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas” (Heb. 12:17).
- Hebreos 12:17
En muchos lugares, el autor de Hebreos usa el Antiguo Testamento para advertirnos acerca mantenernos fieles. En los capítulos 3 y 4, observamos que nuestra posición no es diferente a la de la primera generación de Israel que fue excluida de la tierra prometida debido a su falta de fe. En el capítulo 11, fuimos exhortados a imitar la fe perseverante de los santos del antiguo pacto para que podamos heredar todas las bendiciones de Dios.
En el pasaje de hoy, encontramos al autor usando esta técnica una vez más. En el versículo 17, las advertencias basadas en la falta de fe de Esaú continúan cuando se nos advierte que, como Esaú, podemos ser rechazados por Dios y no tener oportunidad de arrepentirnos.
A primera vista, este es un pasaje difícil porque habla del rechazo de Dios que experimentarán algunos miembros de la iglesia. Sin embargo, este pasaje no está enseñando que aquellos con verdadera fe pueden perder su salvación. Más bien, Dios sólo rechaza a los que profesan la fe sin nunca realmente descansar solamente sobre Cristo para su salvación.
En Hebreos 6:4-8, observamos que es posible estar en la comunidad del pacto y recibir muchas de las bendiciones de Dios sin tener fe verdadera. Esto nos muestra que hay una distinción entre la iglesia visible, que contiene tanto los creyentes verdaderos como los falsos, y la iglesia invisible, que solamente contiene los verdaderos creyentes. Esaú es un ejemplo de alguien quien era un miembro de la iglesia visible pero no de la iglesia invisible. Fue bendecido por ser parte del pacto porque él era un descendiente de Abraham. Pero su membresía del pacto no era garantía de que encontraría la salvación. El pecado de Esaú en vender su primogenitura (Gén. 25:29-34) y su matrimonio con los pueblos paganos (36:2) evidenció un corazón impío (Heb. 12:16) que en la realidad estaba lejos de Dios.
Aunque sabemos que los que tienen verdadera fe no pueden perder su salvación (1 Juan 2:19), nunca debemos pensar que podemos ignorar esta advertencia dada a la iglesia visible. Porque nosotros también somos parte de la iglesia visible, y demostramos que de igual manera somos de la iglesia invisible si hacemos caso a estas advertencias. Llegó un día cuando Esaú no tuvo oportunidad para arrepentirse porque estaba apenado sólo por las consecuencias del pecado y no por el pecado mismo (Heb. 12:17). Debemos tener cuidado de que esto nunca nos suceda. Debemos pedirle al Señor que nos dé la verdadera tristeza por el pecado para que podamos estar seguros de heredar todas Sus promesas.
Coram Deo
John Owen nos dice que Esaú es un claro ejemplo de la verdad de que “nadie sabe a dónde puede llevar el pecado deliberado.” El pecado deliberado e impenitente debería llevarnos a cuestionar si en realidad somos salvos. Si usted está involucrado en tal pecado, arrepiéntase hoy y confíe solamente en Cristo para salvarle. Luego, encuentre algunos compañeros cristianos a quienes les puede rendir cuentas.
Pasajes para Estudio Adicional
Gen. 33
Mal. 1:1-5
Juan 3:18
Rom. 9:6-13
Judas 17-21
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