Nuevas Cada Mañana, Nuevas Cada Momento
De Libros y Sermones BÃblicos
A muchos de nosotros nos encantan las palabras escritas por Jeremías, el profeta de las lamentaciones, quien nos ha sostenido en los días oscuros:
Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad! (Lamentaciones 3:22–23)
¿Se han preguntado alguna vez porque Jeremías dice que el Amor incondicional y las misericordias de Dios nunca terminan y sin embargo son nuevas cada mañana? ¿Cómo puede algo que nunca termina ser nuevo?
Cada Momento Es Nuevo
Podríamos decir que Jeremías solo está hablando de forma fenomenológica, lo que significa que pareciera que el amor y las misericordias de Dios son nuevas con cada nuevo día, aunque no sea realmente nuevo. Pero no creo que eso sea verdad. Jeremías no está siendo solamente poético (lo cual si es). Creo que existe un sentido muy real en el cual el amor perdurable y las constantes misericordias de Dios, no son solo nuevas cada mañana sino nuevas cada momento.
Cada momento es nuevo. Cada momento es una creación completamente única de Dios Padre a través de Dios Hijo quien sostiene el universo en ese momento por la palabra de su poder (Hebreos 1:2–3). Nunca un momento es descuidado. Nunca un momento es repetido. Cada momento es una palabra nueva, infinitamente poderosa y compleja pronunciada con intención deliberada por el que es la Palabra (Juan 1:1). Cada momento que Dios crea, Él decide ser totalmente fiel a su carácter y sus propósitos. Cada momento nuevo, Dios se compromete a cumplir lo que Él ha dicho que hará.
“Viejo” Es la Ilusión Real
En cuanto a experimentar las cosas como viejas o nuevas, creo que tendemos a interpretar nuestra experiencia fenomenológica al revés. La ilusión real no es que las cosas viejas se presenten nuevas ante nosotros (como las misericordias de Dios o un amanecer), pero las cosas nuevas siempre parecen viejas. Pensamos en cosas nuevas o viejas en relación a nuestra mortalidad. Nosotros y toda la vida terrestre en este tiempo, muere. Así, observamos la creación conforme va cambiando y la vida conforme va progresando hacia la muerte y lo llamamos envejecer. Pero eso es fenomenológico; eso es lo que parece. En realidad, todo es nuevo cada momento.
Dios no es Viejo. Dios es. Él se llama a sí mismo el Anciano de los Días para ayudarnos a nosotros, criaturas de tiempo limitado, a captar un poco de la inmensidad de su naturaleza eterna (Daniel 7:9). Pero el tiempo en sí, es una creación de Dios. Él no se define por edad.
Ni ustedes tampoco en esencia son jóvenes o viejos. Ustedes son. Joven y viejo son términos fenomenológicos que usamos para describir nuestra experiencia del tiempo en ésta época y donde creemos encontrarnos en el progreso hacia nuestra muerte física. Pero esa es una medida relativa. Si medimos conforme a Dios o el universo creado, somos extremadamente nuevos. Y todo lo que hacemos es nuevo. Lo que sea que estén haciendo, sin importar cuantas veces han hecho algo similar antes, no están haciendo lo mismo de siempre. Están haciendo algo nuevo, algo que nunca antes se ha hecho y que nunca se hará de nuevo. Siempre existiremos en lo nuevo y siempre haremos lo nuevo.
“He Aquí, Yo Hago Nuevas Todas Las Cosas”
En el tiempo a venir, dudo mucho que hablaremos de que las cosas sean viejas. Todas las cosas serán siempre nuevas porque viviremos con una consciencia mucho mayor y objetiva, y un asombro de la creación continua de Dios sin la restricción del tiempo de la muerte inminente. Creo que encontraremos que el mundo del maravilloso misterio viene en la promesa, “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5). Y creo que encontraremos más de lo que nunca imaginamos en de la declaración, “las cosas viejas pasaron” (2 Corintios 5:17).
El amor incondicional de Dios y sus misericordias para ustedes, son de hecho nuevas cada mañana. De hecho, son nuevas con cada momento nuevo conforme Él se compromete con una determinación continua de mantener su grandiosa fidelidad hacia con ustedes.
Disfruten del regalo de este momento nuevo, con lo que traiga, sabiendo que Él quien “hace nuevas todas las cosas” para ustedes, está disponiendo todo para su bien eterno (Romanos 8:28).
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