Orad por quienes os vituperan
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper sobre Sufrimiento
Traducción por Paola Montano
Jesús dijo: “Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen” (Mateo 5:44, LBLA). También dijo: “haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen; orad por los que os vituperan” (Lucas 6:27–28, LBLA).
Ya sea que otros nos "persigan", "vituperen", "odien" o nos "maldigan", debemos orar por ellos. Podría tratarse de pequeñas y molestas "calumnias" por parte de un familiar — "seres queridos" que no consideramos como "enemigos", pero a veces actúan como si lo fueran. O pueden ser enemigos mortales que realmente planean matarnos. Grandes o pequeños, debemos orar por ellos.
Este mandato hace de Dios una parte necesaria del amor al enemigo. Oramos a Dios. Por lo tanto, Dios está involucrado en amar a nuestro enemigo. Debemos recurrir a Dios cuando nuestro enemigo nos maltrate. Debemos hablar con Dios sobre esto. Debemos pedirle que haga algo al respecto.
Cómo Orar por Aquellos Que Te Odian
¿Cómo estás orando por tus enemigos — las personas que te tratan mal?
Aquí está un buen punto de partida: la manera en que oras por ti mismo. ¿No sería extraño que al orar por nuestro enemigo pidamos cosas menos importantes de lo que se nos dice que pidamos para nosotros mismos? No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti (Mateo 7:12). No. Más que eso. Haz a los demás lo que quisieras que hicieran por ti. Y también ora por los demás como quisieras que oraran por ti.
Me gustaría que la palabra "deberías" no fuera necesaria en la Regla de Oro. Pero muchos cristianos son tan mundanos que solo oran por cosas naturales en lugar de cosas espirituales. Es decir, oran por sustento, salud, seguridad, éxito y por relaciones felices. Pero no oran por más fe, santidad, arrepentimiento, pureza de corazón, amor a Cristo, o valor para dar testimonio. Así que no servirá decirles: Ora por los demás como quieres que oren por ti. Demuestran con sus propias oraciones que no oran por las cosas que realmente necesitan.
No es así como debemos orar por nuestros enemigos.
La Oración del Señor — Incluso Para Tus Enemigos
Comenzamos a orar por nuestros enemigos como el Señor nos enseñó a orar. Cualquier cosa por la que ores por tus enemigos, hazlo así:
- Padre, permite que mis enemigos — el colega que me desprecia, mi esposa que me menosprecia, mi hijo que me falta el respeto, el miembro de ISIS que quiere matarme —santifiquen tu nombre. Permite que te atesoren por encima de todo, te honren, y te admiren más que nada.
- Padre, permite que mis enemigos estén bajo el dominio salvador y purificador de tu gobierno y ejerce tu poder para hacer de mis enemigos tus propios súbditos leales.
- Permite, Padre, que mis enemigos amen hacer tu voluntad como lo hacen los ángeles en el cielo con todas sus fuerzas, sin reservas, con los motivos más puros, y con gran gozo.
- Permite, Padre, que mis enemigos tengan todo el sustento, abrigo, refugio, educación, salud y transporte que necesiten para cumplir tu llamado en sus vidas.
- Y perdónales sus pecados, mientras los llevas al arrepentimiento, hazlos personas perdonadoras, protégelos de tentaciones insoportables y del poder destructivo del diablo.
Así deberíamos orar para nosotros mismos. Y por lo tanto, así debemos orar por nuestros enemigos.
Sé cómo Jesús y Ora como Él
No pienses que has amado a tu enemigo si solo oras por sus necesidades naturales, y omites sus necesidades eternas.
Es terrible y patético ver el amor despojado de Dios. Incluso algunos cristianos creen que pueden amar a otros sin anhelar, aspirar y orar por la exaltación de Dios en sus corazones. Lo más triste de esto es que no solo traiciona el lugar de Dios en los corazones de los cristianos, sino que también implica que podría haber un verdadero amor donde no nos importe si alguien perezca eternamente, siempre y cuando haya prosperado aquí en la tierra.
Es verdad que nuestro amor y oraciones pueden no tener éxito en llevar a nuestro enemigo a la fe en Jesús, y a santificar del nombre de Dios. Nuestro amor no está condicionado a eso. El amor es el objetivo de nuestro sacrificio, no el éxito. Podemos o no tener éxito en lograr una transformación que exalte a Jesús y santifique a Dios.
Pero un corazón que no aspira a que su enemigo goce eternamente de Jesús no es el tipo de amor que Jesús exige. Es un patético sustituto, sin importar si nuestro trabajo por el bienestar terrenal de nuestro enemigo sea creativo, lleno de sacrificios y admirado por los medios. El verdadero amor es orar por nuestro enemigo con el anhelo con el que debemos orar por nosotros mismos.
Ven, únete conmigo a la aventura de ser, y orar, como Jesús.
Vota esta traducción
Puntúa utilizando las estrellas