Para quien es feliz sin Dios

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English: For Anyone Happy Without God

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Por Greg Morse sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Yura Gonzalez

“Sé que no me crees, pero no necesito el cristianismo para ser feliz. Soy más feliz que los cristianos que conozco.” Levantando la vista de su café, sonrió y me aseguró: “Me alegra que hayas encontrado la felicidad en Jesús, pero estoy muy contento sin él. He encontrado mi camino a la felicidad, y me alegro de que tú hayas encontrado uno diferente. Convergemos en el mismo extremo, parece.”

No supe que decir.

Yo sabía cómo compartir la Alegría del mundo con el insatisfecho, el miserable, el abatido, pero me quedé perplejo ante este hombre que en términos inequívocos me dijo, "No necesito a Cristo para ser feliz". ¿No estaba su corazón inquieto hasta que encontró reposo en él? Me aseguró que no. ¿No tenía un agujero en forma de Dios en su corazón? Juró que no. Y además, por lo que pude apreciar, parecía realmente feliz.

Yo sabía que Jesús era Consuelo para los afligidos, Luz para los que están en la oscuridad, y Norte para los que deambulan por el mundo sin esperanza. No sabía lo que era para los que son suficientemente felices a su manera.

¿Pueden los no creyentes ser realmente felices?

Desearía volver atrás y hablar con este hombre. En lugar de tratar de convencerlo durante horas y horas de su infelicidad, para poder compartirle a Cristo, desearía haberle hablado como lo hizo Pablo cuando se dirigió a los que encontró en Listra.

Y sin embargo, (Dios) no dejó de dar testimonio de sí mismo, haciendo bien y dándoos lluvias del cielo y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y de alegría. (Hechos 14: 17)

Pablo no se dirigió a los oprimidos, los deprimidos, o los pobres de espíritu. Aquí se dirigió a los que comieron, bebieron y murieron cuando llegó el siguiente día. Aquellos con suficiente alimento y felicidad como para no sentir hambre espiritual. A ellos, Pablo no les repartió recetas de felicidad que no sentían que necesitaban. Él sabía que le hablaba a un pueblo con el que no estoy familiarizado: los felices paganos.

Dice Pablo que Dios satisfizo sus corazones con alimento y alegría. Alegría. El único otro lugar en el Nuevo Testamento donde aparece esta palabra es en la cita que hace Lucas de otro conocido versículo: “Me has hecho conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia” (Hechos 2:28; citando el Salmo 16: 11). En el Salmo 16, la presencia paternal de Dios ofrece a sus hijos un tipo de alegría completa y duradera, pero su alimento y la bondad de su gracia común le brindan otra. Ambas son auténticas.

Dios alegra a sus enemigos

Dios permite que sus enemigos sonrían. ¿Has pensado en esto?

A los que lo ignoran, rechazan, desprecian su gloria y menosprecian su nombre, Dios les permite respirar su aire, deleitarse con su comida, nadar en sus aguas, caminar en sus bosques, esquiar en sus montañas, reír, cantar y bailar en sus tierras. Aún no los ha desalojado. No les ha quitado el pan ni el aire que respiran. Más bien, y ten en cuenta la benevolencia del Dios del universo, él " da a todos vida y aliento y todas las cosas" (Hechos 17:25).

Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de sus manos (Santiago 1: 17). Él es un Dios de abundante gracia, incluso para sus enemigos. El Dios constantemente burlado e ignorado "hace que su sol salga sobre los malos". Dios Todopoderoso "envía lluvia. . . sobre los injustos” que desprecian su gloria (Mateo 5:45). Esta bondad hace que los ángeles canten de su misericordia y paciencia.

Recibir sin agradecer

El hombre al que le hablé tomó estos regalos de Dios, los disfrutó, y se negó a dar las gracias.

El hombre es la única criatura – aparte de los ángeles caídos – que le paga a Dios de manera tan vil. Dios abre su mano y satisface el deseo de todo ser viviente (Salmo 145: 16). Él abre su mano a las águilas en las copas de los árboles, a los antílopes en las llanuras, a los peces en el mar y a las flores del campo. Ellos declaran su gloria y gimen por su regreso (Romanos 8: 19–23).

Pero no los hombres ni los demonios. Los demonios contemplan el regreso de Dios diciendo: “¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes del tiempo? (Mateo 8:29). Y los hombres miran a sus semejantes a los ojos y dicen que no necesitan a Cristo; de hecho, ¿quién es Cristo para que le debamos obediencia? Dios abre su mano a esta criatura - posicionada para facilitar el agradecimiento y el amor de vuelta- y ella no se molestará en mirar hacia arriba. Ni lo honran, ni le dan las gracias (Romanos 1: 21).

Hubiera deseado compartir con este hombre el hecho de que sus razones de felicidad (familia, amigos, salud, buena comida, buena bebida, buen deporte) no era simplemente "así eran las cosas". Desearía haberle dicho que considerara cómo Dios lo observa día tras día presumir de su dicha mientras lo menospreciaba.

Lo que declaran nuestros placeres

En lugar de decirle que estoy seguro que en el fondo él es infeliz o tratar de debatir si aún siente el vacío de Dios (sé que sí) ¿qué debí haberle dicho?

Debí haber analizado todas sus razones para ser feliz y luego decirle claramente que todas eran regalos de Dios con el fin de conducirlo hacia Dios. Y que además el no hacerlo ya era un grave delito que debía ser expiado; por tanto tenía que ser llevado a Cristo, el regalo más grande de Dios al mundo. El pecado, no solo su experiencia psicológica de alegría, le dio suma importancia a Jesús. Él tenía un problema de pecado, o un problema de sentida alegría. Él no sólo fue una rama marchita apartada de la Vid; sino que también estaba lista para el fuego (Juan 15: 6).

Pablo le dijo a los felices paganos que Dios no había quedado sin testigos ni de su existencia ni de su bondad. ¿Y cuál fue el testimonio de este testigo? Arrepiéntete. ¿O tienes en poco las riquezas de su bondad, tolerancia y paciencia, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento? (Romanos 2: 4). Bellas familias susurran, arrepiéntete. Carreras exitosas dicen, arrepiéntete. Selfies de las vacaciones gritan, arrepiéntete. Todo esto confirma que Dios es bueno, benevolente y paciente con sus enemigos y que los llama a alejarse del pecado y encontrar el perdón en Cristo.

Para los paganos

Si pudiera volver a hablar con este hombre, podría decir algo como lo siguiente.

La fe cristiana no se trata simplemente de la felicidad del hombre, aunque Dios da más alegría de la que puedes imaginar. El cristianismo aborda cómo los hombres, mujeres y niños pecadores pueden reconciliarse con su Creador y vivir vidas felices para su gloria. Dios ha creado bellos regalos para convocarte a que veas su mejor regalo: su Hijo, Jesucristo. El vino para salvar un pueblo que no tenía por qué salvar. Para vivir una vida que no podríamos vivir. Para morir la muerte que merecíamos. Y para levantarse y convocar a todos a alejarse del pecado y a confiar en su finalizada obra en la cruz para pecadores.

El teléfono inteligente en tu bolsillo tiene todo que ver con este Dios. La música masajeando tus oídos, los colores saltando ante tus ojos, la alegría del corazón y el amor que sientes son bondades de Dios con un mensaje: “Arrepiéntete y cree.”

En lugar de justificar una vida separada de Dios, sustituyendo los regalos por el Dador, los placeres de la vida son ofrecidos para seguir al Dador. Su bondad infinita, su paciencia sin límites y su contención nos invita a creer. Incluso ahora, él convoca. Incluso ahora, él invita. Ven, presta atención al mensaje en cada regalo del perfecto regalo de Dios, Jesucristo, y vive.


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