Por el amor de Dios, Volumen 1/13 de abril
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 105 del Libro Por el amor de Dios, Volumen 1
Traducción por Luximar Arenas Petty
13 DE ABRIL
Levítico 17; Salmos 20-21; Proverbios 31; 1 Timoteo 2
DOS ESPECIFICACIONES EN LEVÍTICO 17 limita a los antiguos israelitas que deseaban permanecer fieles al pacto.
La primera (17:1-9) restringe los sacrificios a lo que el Pacto Mosaico ordena y sanciona. Aparentemente algunos israelitas estaban ofreciendo sacrificios a campo abierto, dondequiera que ellos estuvieran (17:5). Sin duda, algunos de estos eran ofrecidos de manera genuina al Señor; mientras que otros cayeron fácilmente en las ofrendas sincretistas dedicadas a las deidades locales paganas (17:7). Traer la práctica sacrificial bajo la disciplina del tabernáculo y luego del templo) estaba diseñado simultáneamente para eliminar el sincretismo y entrenar al pueblo en las estructuras teológicas inherentes al Pacto Mosaico. Allá afuera en el campo era todo muy fácil asumir que estas prácticas religiosas ganarían el favor de Dios (¡o los dioses!), de ese modo se aseguraban de tener buena cosecha y buenos hijos. El sistema del tabernáculo / templo ideal trajo al pueblo bajo la tutela de los Levitas, enseñando al pueblo una manera mejor. Dios mismo había ordenado este sistema. Únicamente por mediadores ordenados los sacrificios eran aceptables. La estructura completa fue diseñada para realzar la trascendencia de Dios, establecer y aclarar la absoluta fealdad y la vileza del pecado, para demostrar que una persona pueda ser aceptada por Dios sólo si ese pecado fuese expiado. Además, el sistema tenía dos ventajas. Esto reunió al pueblo para las fiestas tres veces al año en Jerusalén, asegurando la cohesión del pueblo del pacto; y preparó el camino para el sacrificio supremo en los sacrificios anuales que entrenó a generaciones de creyentes que el pecado debe ser pagado en la manera en que Dios mismo ha ordenado, o no hay ninguna esperanza para nosotros.
La segunda limitación impuesta en este capítulo (17:10-16) es la prohibición de comer sangre. Las razones dadas son específicas: “Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado sobre el altar para hacer expiación por vuestras almas; porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación” (17:11). El pasaje no atribuye poderes mágicos a la sangre. Al fin y al cabo, la vida no está en la sangre separada del resto del cuerpo, y la prohibición estricta de comer sangre nunca pudo ser perfectamente cumplida (ya que no importa que tan cuidadosamente se drenara la sangre de un animal siempre hay un poco de residuo). El punto es que no hay vida en el cuerpo donde no hay sangre; es el elemento físico obvio para simbolizar la vida misma. Enseñar al pueblo como únicamente el sacrificio de vida podía expiar el pecado, ya que la paga del pecado es la muerte, es difícil imaginar una prohibición más efectiva. Recordamos su significado cada vez que participamos en la Mesa del Señor.
Vota esta traducción
Puntúa utilizando las estrellas