Por el amor de Dios, Volumen 1/15 de abril
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 107 del Libro Por el amor de Dios, Volumen 1
Traducción por Luximar Arenas Petty
15 DE ABRIL
Levítico 19; Salmos 23-24; Eclesiastés 2; 1 Timoteo 4
QUIZÁS LA CARACTERÍSITICA MÁS NOTABLE DE LEVÍTICO 19 es la cláusula repetida, “Yo soy el Señor”. En cada caso, se da la razón por qué los Israelitas tienen que obedecer a un mandamiento en particular.
Cada uno debe respetar a su madre y padre, y deben obedecer el día de reposo: “Yo soy el SEÑOR” (19:3). No han de sucumbir a la idolatría: “Yo soy el SEÑOR” (19:4). Cuando cosechen, han de dejar suficiente de la producción atrás para que el pobre pueda encontrar algo que comer: “Yo soy el SEÑOR” (19:10). No han de jurar falsamente usando el nombre de Dios: “Yo soy el SEÑOR” (19:12). No han de hacer bromas crueles a los discapacitados, tales como maldecirlos o poner obstáculos delante de los ciegos: “Yo soy el SEÑOR” (19:14). No han de emprender acción alguna que ponga en peligro la vida del prójimo: “Yo soy el SEÑOR” (19:16). No han de buscar venganza ni tampoco guardar resentimiento contra el prójimo, sino que han de amar a su prójimo como a sí mismos: “Yo soy el SEÑOR” (19:18). Al entrar a la Tierra Prometida, después de sembrar cualquier árbol frutal no han de comer su fruto por tres años, y luego deben ofrecer todo el fruto al Señor en el año cuarto, antes de comer del fruto en el quinto año en adelante: “Yo soy el SEÑOR” (19:23-25). No han de cortarse o tatuar sus cuerpos: “Yo soy el SEÑOR” (19:28). Han de guardar el día de reposo y han de reverenciar su santuario: “Yo soy el SEÑOR” (19:30). No han de recurrir a los médium ni a los espiritistas: “Yo soy el SEÑOR” (19:31). Han de levantarse en la presencia de los ancianos, mostrar respeto por los mayores, y reverenciar a Dios: “Yo soy el SEÑOR” (19:32). Los extranjeros residentes en la tierra deben ser tratados como uno de los nacidos en el país: “Yo soy el SEÑOR” (19:33-34). Los estándares de negocio deben ser legítimos: “Yo soy el SEÑOR” (19:35-36).
Aunque algunos de los mandamientos y prohibiciones en este capítulo no terminan con esta fórmula, no obstante, son bendecidos con el mismo motivo, por el último versículo del capítulo concluye: “Así pues, observaréis todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y los cumpliréis. “Yo soy el SEÑOR” (19:37).
Además, juzgando por el versículo inicial del capítulo, la fórmula “Yo soy el SEÑOR” es de hecho un recordatorio de algo más: “Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: ‘Seréis santos porque yo, el SEÑOR vuestro Dios, soy santo’” (19:1). Ya hemos meditado un poco en lo que significa santo (comparar 8 de abril). Aquí, lo que es notable es que muchos de estos mandamientos son sociales en su efecto (honestidad, generosidad, integridad, y así sucesivamente); y sin embargo la santidad del Señor es la garantía esencial para ellos. Para el pueblo del pacto de Dios, los más altos motivos están vinculados con agradarle y temer sus sanciones.
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