Por el amor de Dios, Volumen 1/3 de abril
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 95 del Libro Por el amor de Dios, Volumen 1
Traducción por Luximar Arenas Petty
3 DE ABRIL
Levíticos 6; Salmos 5-6; Proverbios 21; Colosenses 4
AL INICIO DE LEVÍTICOS 6, el Señor establece a través de Moisés lo que debe hacerse cuando alguien en la comunidad del pacto ha mentido a su prójimo acerca de algo que le han confiado, le ha engañado, ha mentido acerca de haber recuperado la propiedad de tal manera que pueda retenerla, ha cometido perjurio o una serie de otros pecados. Dos observaciones aclararán lo que estos versículos (6:1-7) contribuyen al establecimiento de la estructura legal y moral.
(1) Los lectores de Levíticos, al menos los de la NVI (Nueva Versión Internacional), ya se han familiarizado con la diferencia entre pecados no intencionales(ejemplo, la mayor parte de Levíticos 4) y pecados intencionales. Algunos intérpretes han discutido que no hay ofrendas sacrificio que pagar por los pecados intencionales. Aquellos que deliberadamente pecan se excluyen de la comunidad.
Parte del problema es con nuestra interpretación de intencional y no intencional. Normalmente intencional refleja una expresión hebrea que significa “con una mano en alto”; no intencional se interpreta “con una mano no en alto”. Este trasfondo es importante ya que al pensar en Levíticos 6:1-7. Los pecados descritos aquí son todos intencionales en el sentido moderno: uno no puede mentir, engañar, o cometer perjurio sin la intención de hacerlo. Hay pasos dados por Dios para ser seguidos: restitución cuando fuere posible (siguiendo los principios establecidos en Éxodo 22), y la confesión ordenada y los sacrificios.
Por supuesto, algo de culpa no intencional se gana cuando uno no es consciente de haber cometido una ofensa (como en 5:3), todavía hay culpa, la acción está prohibida, a pesar de que el ofensor no haya sido personalmente consciente de haber cometido una ofensa. Otra culpa no intencional no se refiere a la culpa acumulada inconscientemente, sino a la culpa conscientemente acumulada a pesar de que la ofensa no fue cometida “con una mano en alto”. Muchos son los pecados cometidos porque uno es atraído a eso al instante, o porque uno ha estado alimentando resentimientos, o porque parece menos riesgoso mentir que decir la verdad. Esto no es aún el más terrible pecado “con una mano en alto”, donde el pecador mira al pecado directamente, refleja conscientemente que esto desafía a Dios, y abiertamente y con absoluto descaro opta por el pecado a fin de desafiar a Dios. Hasta dónde puedo ver, el antiguo pacto no establece expiación por tal desafío, sino el juicio.
(2) Aún los pecados mencionados en este pasaje - todos son pecados en contra de alguna parte humana - son tratados ante todo en relación con Dios: “Cuando alguien peque y cometa una falta contra el SEÑOR, engañando a su prójimo” (6:2, cursivas añadidas). La ofrenda por la culpa es traída al sacerdote; el ofensor debe no solamente proveer la restitución al ser humano ofendido, sino que debe buscar el perdón del Señor. Desafiar al Señor es lo que hace al pecado un delito, es lo que hace al pecado detestable.
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