Por el amor de Dios, Volumen 1/4 de abril
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 96 del Libro Por el amor de Dios, Volumen 1
Traducción por Luximar Arenas Petty
4 DE ABRIL
Levíticos 7; Salmos 7-8; Proverbios 22; 1 Tesalonicenses 1
EL SALMO 7 ES EL SEGUNDO DE CATORCE SALMOS que están vinculados en el título de algún evento histórico (el primero es el Salmo 3). No podemos conocer los detalles, pero está claro que David se siente terriblemente traicionado cuando fue acusado falsamente por alguien cercano a él quien debía haber hecho algo mejor. Debemos centrarnos en los cuatro últimos versículos (7:14-17):
Miren al preñado de maldad: Concibió iniquidad y parirá mentira.
Cavó una fosa y la ahondó, y en esa misma fosa caerá.
Su iniquidad se volverá contra él; su violencia recaerá sobre su cabeza.
¡Alabaré al Señor por su justicia!
¡Al nombre del Señor altísimo cantaré salmos!
El lenguaje pintoresco hace el punto más revelador. Aquí está alguien cavando cuidadosamente una fosa para servir como trampa para alguien más - pero el excavador cae en ella. La primera línea dibuja a alguien “preñado de maldad” y “Concibi[endo] iniquidad”, pero dando a luz no la iniquidad que ellos intentaban producir, sino (su propia) desilusión. El salmista entonces expresa su convicción más abiertamente en el versículo 16: “Su iniquidad se volverá contra él; su violencia recaerá sobre su cabeza”.
La convicción de David no está basada en alguna fuerza impersonal (“los buenos ganan al final”) ni tampoco en el optimismo como Pollyanna (“Estoy seguro que todo saldrá bien”), pero en la justicia de Dios: ¡Alabaré al Señor por su justicia! ¡Al nombre del Señor altísimo cantaré salmos! (7:17). David no es ciego a las injusticias del mundo, pero él vive en un universo teísta donde la justicia prevalecerá debido a que Dios en justo.
Si recordamos más ampliamente a través de las páginas de la Escrituras (sin mencionar nuestra propia experiencia), es fácil recordar los casos donde los trucos y las trampas puestas por personas malvadas recaen en ellos mismos antes que ellos puedan hacer algún daño real. Amán se cuelga en la horca que él ha preparado para Mardoqueo. Pero en muchos casos el juicio cae en el autor en esta vida, sólo después que él o ella ha tenido éxito haciendo un daño enorme. David no podía evitar saber esto: que había sido capturado. Consiguió dormir con Betsabé y asesinar a su esposo Urías antes de ser capturado, y tuvo que enfrentar su propio juicio. La vida de Judas Iscariote terminó terriblemente, pero no antes que el traicionara a su maestro. Acab se enfrentó a la ira profética, pero sólo después que su malvada reina Jezabel había logrado difamar a Nabot y lo había asesinado para robarle su viña.
Pero la última sanción es en el juicio final, sin el cual no hay justicia definitiva en este universo.
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