Por el amor de Dios, Volumen 1/5 de marzo
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 66 del Libro Por el amor de Dios, Volumen 1
Traducción por Gabriella Maldonado
5 DE MARZO
Éxodo 16, Lucas 19, Job 34, 2 Corintios 4
LOS VERSÍCULOS FINALES DEL Éxodo 15 son un presagio de lo que vendrá. A pesar de las intervenciones milagrosas de Dios que han caracterizado la salida de Egipto, la gente no confía en él. La gente vuelve a quejarse y a lamentarse. En Éxodo 16, se habla más de esta historia, y demuestra que estas molestias de las personas están ligadas, en varios niveles, a un desafío abierto del Dios presente.
No tenemos que imaginarnos que los Israelitas no tenían hambre, por supuesto que sí tenían. Lo que hay que preguntarse es qué fue lo que hicieron para resolver este problema. Puede que hayan pedido a Dios suplir todas sus necesidades. Así como los rescató de una manera grandiosa ¿no los ayudaría además a cubrir sus necesidades? Pero en cambio, con sarcasmo idealizan su experiencia de su esclavitud (!) en Egipto (16:3), y murmuran en contra de Moisés y Aarón (16:2).
Moisés pudo haberse sentido molesto por la ingratitud de la gente. Sabiamente, él reconoce su verdadero objetivo y el mal de ésta. A pesar de que murmuran en contra de Moisés y Aarón, en realidad de quien se quejan es del mismo Dios (16:7-8): "Ustedes no se están quejando de nosotros, sino del SEÑOR."
En todo esto, el Señor sigue siendo tolerante. Convirtió las aguas amargas de Mara en aguas dulces (15:22-26). Ahora, les proporciona la carne en forma de codornices y el maná. Esta provisión francamente milagrosa no sólo satisface sus necesidades, sino que se les otorga para que "ellos vean la gloria del SEÑOR" (16:7). "Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR, su Dios" (16:12). Además, el Señor dice: "Voy a ponerlos a prueba para ver si seguirán mis instrucciones" (16:4). Por desgracia, no sólo algunas personas del pueblo no superan la prueba. Ellos tratan de acumular el maná cuando se les dice que no, tratan de recoger maná cuando éste no es ofrecido en el día de Sabbat. Moisés se enoja mucho con ellos (16:20); el mismo Señor desafía esta terrible desobediencia (16:28).
¿Por qué deben las personas que han sido testigos de tan espectacular despliegue de la gracia y del poder de Dios, caer tan fácilmente en murmuraciones y quejas y desobeceder negligentemente? La respuesta radica en el hecho de que muchos de ellos ven a Dios como alguien al servicio de ellos. Él los sirvió en el Éxodo, los sirvió cuando les brindó agua limpia. Ahora él tiene que saciar no sólo sus necesidades sino el hambre también. De lo contrario, estarán totalmente dispuestos a abandonarlo. Por un lado Moisés insiste en decirle al Faraón, que las personas necesitan refugiarse en el desierto con el fin de servir y adorar a Dios, y por el otro, la gente cree que Dios existe para servirles.
La pregunta fundamental es: "¿Quién es el verdadero Dios?" Los creyentes de la nueva alianza se enfrentan a la misma pregunta (1 Cor. 10:10).
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