Por el amor de Dios, volumen 1/10 de julio
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 193 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Arturo Valbuena M.
10 DE JULIO
Josué 12-13, Salmo 145, Jeremías 6, Mateo 20
CUANDO REFLECCIONAMOS SOBRE PARTES DEL SALMO 119 (ver las meditaciones del 22, 25 y 27 de junio), notamos que el salmo es un poema acróstico. En la primera sección, todos los versos empiezan con la primera letra del alfabeto hebreo, en la segunda sección, todos los versos empiezan con la segunda letra del alfabeto hebreo, y así sucesivamente durante veintidós secciones, que corresponden a las veintidós letras del alfabeto hebreo. Pero hay otros siete salmos acrósticos en el Salterio. En estos, sin embargo, sólo un verso dedicado a cada letra (Sal 09-10, 25, 34, 37, 111, 112, 145). Cinco de los ocho, incluyendo este último (Salmo 145), se le atribuyen a David.
En la mayoría de los manuscritos hebreos de éste salmo, no hay un verso para la letra que corresponde a nuestra N. Pero la mayoría de las traducciones antiguas proveen el verso que falta, y ahora un manuscrito hebreo con un verso con N ha aparecido también, así que la mayoría de las versiones modernas incluyen las líneas extras (verso 13b en la Nueva Versión Internacional). Entonces lo que tenemos en este salmo es la última de las composiciones de David preservada en el libro de Salmos, un verdadero alfabeto de alabanza.
Hay ciertos temas que reciben atención especial en este salmo. (1) Aunque muchos de los salmos de David se concentran en sus propias experiencias, o a veces en las alegrías y las tristezas de la nación israelita, aquí el horizonte se amplía para observar el reino universal de Dios (145:13 a), el cuidado universal por todas las criaturas que viven en su universo, en particular el proporcionar los alimentos que necesitan (145:15 - 16). Nada niega que esto siga siendo un mundo decaído, por supuesto. A veces las criaturas mueren de hambre, crecen, envejecen y mueren. Sin embargo, vemos la vida vibrante, y esta vida sobrevive y prospera por la provisión de la gracia de Dios.
(2) Hay una maravillosa mezcla de la gloria de Dios con la compasión de Dios. “El SEÑOR es misericordioso y compasivo, su ira es lenta y rico en amor. El SEÑOR es bueno con todos y tiene compasión con toda su creación” (145:8-9). Es por eso que todo el orden creado le alaba (145:10). Al mismo tiempo, el pueblo de Dios son los primeros en hablar de sus “poderosas proezas y glorioso esplendor” de su reino, la gloria total de su reino (145:11-12).
(3) No sólo es la grandeza de Dios más allá de la comprensión humana (145:3), la historia de la grandeza y bondad de Dios se transmite de una generación a otra (145:4), mientras otros celebran “inmensa bondad” de Dios y la alegría de cantar de su rectitud (145:7). De hecho, al leer sus palabras y pronunciar nuestro “¡Amén!”, nuestra generación recibe esta comunicación gloriosa desde hace tres mil años, un compromiso conjunto para hablar de los hechos poderosos de Dios y meditar en sus obras maravillosas (145:4-5).
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