Por el amor de Dios, volumen 1/12 de febrero
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 45 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Gabriella Maldonado
12 DE FEBRERO
Génesis 45; Marco 15; Job 11; Romanos 15
En Marco 15 LAS PERSONAS HABLAN más de lo que saben.
"¿Qué haré, entonces," pregunta Pilato, "con quien ustedes llaman el rey de los judíos?" (15:12). Por supuesto, pronuncia la expresión "rey de los judíos" con un tono de desprecio y burlón. Entonces la multitud responde: "¡crucifícalo!" (15:13, 14), el pensamiento motivado políticamente es que este es el final de otro que pretende ser el mesías. No saben que este rey tiene que morir, que su reinado se convierte en su muerte, que es al mismo tiempo el Rey y el Siervo Sufriente.
Los soldados entrelazan ramas para hacer una corona de espinas y se lo ponen con fuerza en la cabeza. Lo golpean y le escupen, y luego caen de rodillas fingiendo llorar y diciendo, "¡Salve, rey de los judíos!" (15:18). De hecho, él es más que el rey de los judíos (ciertamente no es menos). Un día, cada uno de esos soldados y todos los demás, se inclinarán ante el hombre resucitado del cual se burlaron y crucificaron, y quien confiesa que es el Señor (Phil. 2:9-11).
Aquellos que pasan por delante no pueden resistir insultarlo: "Entonces, tú que vas a destruir el templo y construirlo en tres días, ¡baja de la cruz y sálvate a ti mismo!" (15:29-30). La burla desdeñosa ocultó la verdad que ellos no podían ver. Previamente Jesús les había enseñado que él mismo era el verdadero templo, el anti tipo del edificio en Jerusalén, el último lugar de encuentro entre Dios y los seres humanos (Juan 2:19-22). De hecho, Jesús no solo insistió en decir que él era el verdadero templo porque el templo debe ser destruido y vuelto a la vida en tres días. Si él hubiera "bajado de la Cruz" y por eso se salvó a sí mismo, donde sus burladores lo pusieron, él no pudo haberse transformado en el “templo” que reconcilia a los hombres y las mujeres con Dios para luego ser destruido y reconstruido.
"Él salvó a otros, pero él no puedo salvarse a sí mismo" (15:31). Te equivocas otra vez — y tienes razón otra vez. Este es el hombre quien voluntariamente va a la Cruz (14:36; cf. Juan 10:18). El decir "que no puede salvarse a sí mismo" es ridículamente limitante. Sin embargo, no pudo salvarse y salvar a otros. Salva a otros por no se salva a sí mismo.
"Dejen que este Cristo, este Rey de Israel, baje ahora de la cruz, que podemos ver y creer" (15:32). Pero, ¿en qué clase de Cristo entonces habrían creído? Un rey poderoso, sin duda, pero no el Redentor, no el Sacrificio, no el Siervo Sufriente. Ya no podían creer en él, en base a esta transformación, en ellos estaba el trabajo de la cruz que ellos le decían a él en tono de burla que debía abandonar.
"Seguramente este hombre era el hijo de Dios" (15:39). Sí; más de lo que sabían.
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