Por el amor de Dios, volumen 1/13 de marzo

De Libros y Sermones Bíblicos

13 DE MARZO

Éxodo 24; Juan 3, Job 42, 2 Corintios 12

NO ES FÁCIL DE RESOLVER algunas de las secuencias de los acontecimientos en estos capítulos del Éxodo. Lo que está claro es que Dios en su gracia proporciona suficiente de la revelación de su pacto de manera que la gente está de acuerdo con sus términos (Ex. 24). En los siguientes capítulos, se detallan más de sus disposiciones, especialmente en relación con el tabernáculo y los acuerdos sacerdotales. La prolongada bajada de la montaña de Moisés empieza aquí y ocasiona la rebelión que produce el ídolo del becerro de oro (Ex. 32). Esto hace que Moisés baje de la montaña, rompiendo las tablas de los Diez Mandamientos. Vamos a reflexionar sobre los acontecimientos en su momento.

Aquí hay que pensar en varios elementos de la ratificación del pacto. (1) Los israelitas ya se han familiarizado con los convenios de soberanía que no eran raros en el mundo antiguo. Una potencia regional o una superpotencia impondría un tratado sobre las naciones de menor poder. Ambas partes están de acuerdo con ciertas obligaciones. La nación de menor poder está de acuerdo en cumplir con las normas establecidas por el poder más fuerte; pagar ciertos impuestos, mantener la fidelidad adecuada y la potencia mayor promete protección, defensa y lealtad. A menudo se trataba de una introducción que se describe en la historia pasada, y una posdata que amenazaba con maldiciones y juicios sobre el lado que rompe el pacto.

(2) Partes del Éxodo y el Deuteronomio reflejan estos pactos en particular. Algunos elementos de este capítulo son únicos. Lo que está claro, sin embargo, es que la gente misma está de acuerdo con las estipulaciones del pacto que Moisés cuidadosamente escribe: "Haremos todo lo que EL SEÑOR ha dicho, vamos a obedecer" (24:7). Así, más tarde la rebelión no sólo refleja un espíritu frívolo e independiente, sino la ruptura de un juramento, el destrozo de un pacto. Se están burlando del tratado con el gran Rey.

(3) Para reforzar la lealtad de la comunidad de la alianza, Dios en su gracia se da a conocer no sólo a Moisés, sino a Aarón y a sus hijos, y a los setenta ancianos. Cada vez que los escritores del Antiguo Testamento dice que ciertas personas "vieron a Dios" (24:10-11) o a alguien semejante, inevitablemente hay calificaciones, donde en este libro se dice en otra parte, que nadie puede mirar en la cara de Dios y seguir viviendo (33:20 ). Así, cuando se nos dice que los ancianos vieron al Dios de Israel, la única descripción es "algo así como" una acera "bajo sus pies" (24:10). Dios sigue siendo distante. Sin embargo, este es un espectáculo glorioso, dado con gracia para profundizar en la lealtad, mientras que Moisés tiene un papel especial de mediador, y es quien recorre todo el camino hasta la montaña.

(4) El pacto se sella con el derramamiento de sangre (24:4-6).

(5) Durante los cuarenta días que Moisés permanece en la montaña, la gloria del Señor se hace presente (24:15-18). Esto anticipa el desarrollo de otros acontecimientos en los capítulos presentados más adelante.