Por el amor de Dios, volumen 1/18 de agosto

De Libros y Sermones Bíblicos

18 DE AGOSTO

1 Samuel 10; Romanos 8, Jeremías 47, Salmos 23-24

¿QUÉ SIGNIFICA PARA los cristianos a ser “más que vencedores” (Rom. 8:37)? Un conjunto considerable de imágenes mentales presenta a un grupo especial de cristianos ilustres que “viven por encima de todo," poderoso para enfrentar la tentación, victorioso en su vida de oración, fructífero en su testimonio, maduro y fiel en sus relaciones. Y nada de eso es lo que dice el texto.

En primer lugar, el “nosotros” al que se refiere el apóstol incluye todos los cristianos. Todos los cristianos son aquellos a quienes Dios ha conocido de antemano, “los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo”, a quien llaman, justificado, glorificado (8:29-30). Las personas a que se refiere no son la elite de los elegidos, sino que son cristianos corrientes, todos los cristianos genuinos.

En segundo lugar, la evidencia real de que son “más que vencedores” es que perseveran a pesar de toda oposición. Esa oposición puede tomar la forma de una persecución horrible, como la que se describe las Sagradas Escrituras (8:35-38). Puede ser alguna otra adversidad, incluyendo hasta la hambruna. Las glorias de la vida finalmente no les seduzca, los terrores de la muerte no será finalmente una influencia en ellos, ni las presiones de la actual ni las frustraciones del futuro va a destruir los (8:38). Ni las fuerzas humanas ni cosa alguna en toda la creación, ni siquiera todos los poderes del infierno desatado, puede "nos separará del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (8:39).

En tercer lugar, ya que la última frase deja claro, lo que los cristianos no pueden ser separados finalmente es el “amor de Cristo” (8:35) o el amor de Dios en Cristo (8:39). De un lado, por supuesto, simplemente está diciendo que ningún poder podrá detener a los cristianos de ser cristianos. Es por eso que somos “más que vencedores”. Pero ese punto se podría haber hecho un montón de maneras diferentes. Para que sea así, con un énfasis en el amor de Cristo como aquel del que no podemos estar separados, nos recuerda la gloria y el placer puro que el nuestro es, ahora y en la eternidad, para estar en tal relación. No estamos simplemente absueltos; somos amados. Nos encantó no sólo por un amigo, sino por Dios mismo. Tampoco se trata de una referencia al amor general que Dios tiene para toda la creación. Lo que está en juego aquí es que el amor especial que se conecta a “todos los que son llamados conforme a su propósito” (8:28).

En cuarto lugar, la garantía de que prevaleceremos y perseveremos, y han demostraremos ser “más que vencedores” en este sentido, no es otra cosa que los propósitos soberanos de Dios (8:29-30), que se manifiesta en la muerte de su Hijo en nuestro nombre (8:31-35). “Si Dios es por nosotros, ¿quién está contra nosotros?" (8:32). No es imaginable una mayor seguridad.