Por el amor de Dios, volumen 1/20 de junio
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 173 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Luximar Arenas Petty
20 DE JUNIO
Deuteronomio 25; Salmos 116; Isaías 52; Apocalipsis 22
ALGUNAS VECES LAS DIFICULTADES DE UNA TRADUCCIÓN provoca que los traductores de la Biblia incluyan notas al pie que mantengan posibles alternativas. Algunas veces no se incluye ninguna alternativa y se pierde algo importante. Un ejemplo de cada tipo se encuentra en el Salmo 116 y ambos casos merecen una reflexión seria.
(1) La Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH) dice, “Yo creía, aun cuando decía: ‘Estoy muy afligido.’ Dije alarmado: ‘Todo hombre es mentiroso.’” (116:10-11, cursivas añadidas). La Biblia de las Americas (LBLA) traduce la primera línea, “Yo creía, aun cuando decía...” La segunda es una traducción perfectamente posible del hebreo y la mayoría de las traducciones modernas la han seguido. Pablo cita la antigua traducción griega del hebreo, comúnmente llamada la Septuaginta (o La Versión de los Setenta), la cual mantiene el significado encontrado en la NBLH del Salmo 116:10-11 (ver 2 Corintios 4:13).
Pero en este caso, sorprendentemente es muy poco lo que esta en juego. Quizás la traducción de la NBLH es un poco más fuerte: la razón por la que el salmista dijo que el estaba muy afligido era que el creía (“Yo creía, aun cuando decía”). En otras palabras, no fue otra cosa sino su fe en Dios, y su relación con Dios que tal fe presupone, que le permitió ver que cuando se enfrentó a un terrible sufrimiento no era otra cosa sino que la aflicción impuesta por Dios. Pero lo más importante, es que tanto la NBLH y la LBLA frecuentemente demuestran en los Salmos y particularmente ilustran en Job: cuando alguien se siente derrotado (116:10) o absolutamente desilusionado (116:11), y lo dice, no significa que ha abandonado su fe. Al contrario, los énfasis de dolor no manifestado, ofrecidos a Dios, dan testimonio tanto de vida como de fe.
(2) El versículo de la NBLH “Estimada a los ojos del SEÑOR es la muerte de Sus santos”. (116:15) se cita a menudo en funerales y sin duda expresa una verdad importante. Sin embargo, hay una buena razón para pensar que la palabra traducida “estimada” debía ser traducida como “de gran valor” o similar a la Biblia de Jerusalén: “Mucho cuesta a los ojos de Yavé la muerte de los que le aman”. El rescate del salmista de los bordes de la muerte (116:3, 8) hace más probable ésta traducción. Ciertamente Jesús reconoce cuán costosa es la muerte de un ser humano (Mateo 10:29-31).
Si este es el caso, es sumamente importante ver que aunque Dios en su soberanía gobierna sobre todo, incluyendo todas la muertes, este reino no es para el una obra fría de contabilidad. Él sabe mejor que nosotros la total fealdad y anormalidad de la muerte, como está irrefutablemente unida a nuestra rebelión y a la aflicción que hemos atraído. Es enormemente reconfortante darse cuenta que la muerte de los que aman a Yavé mucho cuesta a sus ojos. Aún es más maravilloso es el precio que él estuvo dispuesto a pagar para reemplazar muerte por resurrección.
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