Por el amor de Dios, volumen 1/20 de septiembre
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 265 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Arturo Valbuena M.
20 DE SEPTIEMBRE
2 Samuel 16, 2 Corintios 9, Ezequiel 23, Salmo 70-71
2 CORINTIOS 9 ES EL segundo de dos capítulos consecutivos que Pablo dedica al tema de la donación.
(1) Se reanuda con una delicadeza encantadora (9:1-5). Por un lado, le asegura a los corintios que ellos realmente no necesitan que se les haga recordar. Por el otro, les hace recordar ligeramente, de modo que ni él ni ellos se avergonzaran. ¡Tal como utilizó a los macedonios como ejemplo de cómo dar incluso en medio de momentos difíciles a los corintios (8:1-3), así el ha estado utilizando la generosidad y entusiasmo de los corintios como ejemplo a los macedonios! Él no quiere que se queden cortos.
(2) Un principio que todo agricultor sabe tiene una relación con este asunto de dar: “El que escasamente siembra, también segará escasamente, y el que siembra abundantemente, también segará abundantemente” (9:6). Algunos argumentan que esto promete una reciprocidad de uno por uno entre el dar financieramente y la prosperidad material. Usted da trescientos dólares a mi ministerio, y Dios le dará por lo menos 500, o mil, o lo que sea. Por supuesto, los predicadores que dicen que este tipo de cosas, o bien no me lo creen o no creen que se le aplica a ellos, pues de lo contrario estarían regalando todo su dinero rápidamente. Pero el foco en la presentación de Pablo se basa en dos puntos:
(a) La cantidad que damos se mide menos en términos absolutos del dinero que en la alegría y la generosidad de corazón con cual damos (9:7).
(b) La ganancia es más amplia que la mera prosperidad material, y mucho más beneficiosa. Dios es capaz de darnos abundancia en todo buen trabajo (9:8), y Él proveerá y multiplicará nuestros graneros (continuando con la metáfora agrícola) y aumentará “la cosecha de (nuestra) justicia” (9:10). Dios nos va a hacer “ricos en todos los sentidos”, de modo que podemos ser mucho más “generosos en toda ocasión” (9:11). Uno debería reflexionar sobre el hecho de que el “ustedes” a quien tales promesas se refieren son el pueblo de Dios en conjunto. Esto no quiere decir necesariamente que cada individuo en la iglesia se le prometía ser “rico en todos los sentidos” y no, por ejemplo, mueriera tempranamente de cáncer.
(3) El enfoque de Pablo, por último, no es en absoluto en los donantes. Pablo ve en los regalos no sólo un servicio que provee las necesidades del pueblo de Dios, sino que se desborda “en muchas expresiones de agradecimiento a Dios” (9:12), mientras los creyentes lo alaban por la obediencia de los corintios y su intercesión por ellos ya que reconocen en ellos la “gracia excedente” de Dios (9:13-14). Porque en el análisis final, todos le debemos a Dios por su “don indescriptible” (9:15)
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