Por el amor de Dios, volumen 1/21 de noviembre
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 327 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Arturo Valbuena M.
21 DE NOVIEMBRE
1 Crónicas 16; Santiago 3; Abdías; Lucas 5
PROBABLEMENTE SANTIAGO 3 ES UNO DE LOS PASAJES MÁS CONOCIDOS de toda la literatura que trata con la lengua.
(1) La carga de 3:3-6 es que, aunque la lengua es un órgano muy pequeño, en muchos aspectos, controla y, en el peor de los casos, inflama el resto del ser humano. Cada una de las analogías Santiago recibe proyecta un tono fresco sobre la materia. El freno es pequeño en comparación con el resto del caballo, sin embargo dirige el caballo. Algo similar puede decirse del timón con respecto a la nave, sólo que ahora es parte de la nave y no separada de ella. La chispa es pequeña en comparación con la conflagración que causa, pero en este caso la atención se centra no sólo en tamaño relativo, pero en el terrible daño que la lengua puede lograr.
(2) La siguiente sección (3:7-8) adapta la última de estas tres analogías, y deliberadamente se distancia de la primera. La noción de un freno en la boca de un caballo puede evocar expectativas mentales de control y disciplina. La realidad, Santiago insiste, está más cerca de la conflagración. Nos las arreglamos para domar “todo tipo de animales, aves, reptiles y criaturas del mar” (3:7), pero nadie puede domar la lengua. “Es un mal incontrolable, llena de veneno mortal " (3:8).
(3) En particular, es la extraña incongruencia de la lengua que es tan ofensiva (3:9 - 12). Las analogías Santiago recibe sugieren que si con la lengua bendecimos a Dios y abusamos de los portadores de la imagen de Dios, la alabanza que ofrecemos a Dios no puede posiblemente ser más que canto religioso. Un riachuelo no puede proveer agua dulce y amarga.
(4) Todo esto está en peligro de ser mal interpretado. El enfoque en la lengua es retóricamente poderosa, por supuesto, pero todos sabemos que la lengua no es independiente de la persona. Tal vez esa sea una de las razones por las que Santiago va a contrastar dos tipos de sabiduría (3:13-18). La cuestión es quienes somos como personas. Si nuestros corazones guardan “celos amargos y ambición personal” (3:14), que saldrán a la superficie en nuestro discurso. Tenemos el control de nuestras lenguas, y lo que necesitamos es “la sabiduría que viene del cielo” (3:17), tan gráficamente descrito en los dos últimos versículos del capítulo.
(5) Del mismo modo, los dos primeros versículos del capítulo no pueden ser abstraídos de lo que dice Santiago acerca de la lengua. Estos dos versículos son aterradores para cualquier maestro reflexivo de la Escritura: “Nosotros, los que enseñamos recibiremos un juicio más estricto (3:01). Eso es parte de un axioma bíblico: la responsabilidad se evalúa en función de los conocimientos. Pero los maestros saben que su desempeño está ligado a lo que dicen (3:02). Hemos vuelto a la lengua, o por sólo la menor extensión, a la página impresa y el CD- ROM.
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