Por el amor de Dios, volumen 1/22 de junio
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 175 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Arturo Valbuena M.
22 DE JUNIO
Deuteronomio 27:1-28:19; Salmos 119:1-24; Isaías 54; Mateo 2
AQUÍ LOS DOS PASAJES EN CURSIVA convergen.
El entorno previsto en Deuteronomio 27 - 28 es extraordinario. Cuando los israelitas entraron a la Tierra Prometida, realizaron un acto solemne de compromiso nacional. Se dividen en dos grades compañías, por cada cientos o miles de hombres fuertes. Seis tribus van a permanecer en las laderas del Monte Gerizim. Al otro lado del valle, las otras seis tribus van a permanecer en las laderas del Monte Ebal. Las dos multitudes están para dar una respuesta antifonal. Para algunas partes de esta ceremonia, los levitas, permanecerán con los otros de Gezirim, para pronunciar frases establecidas y toda la multitud gritar su “¡Amén!” En otras partes, la multitud en Gerizim gritaría las bendiciones de la obediencia y la multitud en Ebal gritaría las maldiciones de la desobediencia. El enorme impacto dramático de este evento, cuando fue realizado (Josué 8:30-33), debe haber sido sorprendente. El propósito del ejercicio completo era causar una impresión en el pueblo de la seriedad absoluta con la cual la Palabra de Dios debe ser tomada si las bendiciones de Dios son para ser disfrutadas y la tragedia atroz que fluye de la desobediencia, lo cual únicamente asegura la maldición de Dios.
El Salmo 119 es formalmente muy diferente, pero aquí hay un excepcional énfasis en la Palabra de Dios. Es casi como si este el más largo de todos los capítulos bíblicos está dedicado a desempaquetar lo que el segundo versículo en el libro de los Salmos quiere decir: “Sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche” (1:2; ver también la meditación del 1ro de abril). El Salmo 119 es un poema acróstico: cada una de las veintidós letras del alfabeto hebreo se le da a su vez de servir como la letra de inicio de cada uno de los ocho versículos en el tema de la Palabra de Dios. A lo largo de este poema, se usan cerca de ocho sinónimos para referirse a la Escritura: ley (la cual quizás podría ser mejor traducida como “instrucción”, y tiene connotaciones de revelación), estatutos (la cual habla del carácter vinculante de la Escritura), preceptos (conectado con la supervisión de Dios, como uno que cuida de los detalles que están a su cargo), decretos (las decisiones del Juez supremo y omnisciente), palabra (el término mas completo, quizás, abarcando todas las verdades auto reveladas de Dios, ya sea en una promesa, historia, estatuto o mandamiento), mandamientos (basados en la autoridad de Dios para decir a sus criaturas lo que deben hacer), promesa (una palabra derivada del verbo decir, pero con frecuencia usada en contextos que nos hacen pensar en la palabra promesa), y testimonios. (La acción audaz de Dios de llevar el “testigo” o “testimonio” a la verdad y contra todo lo que es falso; la palabra hebrea es traducida a veces como “estatuto” en la Nueva Versión Internacional (NVI), por ejemplo, literalmente “Me deleito en sus testimonios”).
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