Por el amor de Dios, volumen 1/22 de noviembre

De Libros y Sermones Bíblicos

22 DE NOVIEMBRE

1 Crónicas 17; James 4; Jonás 1; Lucas 6

LAS 1 CRÓNICAS 17 SON BASTANTE paralelas a 2 Samuel 7. En ambos pasajes, David expresa su deseo de construir una “casa” de Dios. El profeta Natán aprueba inicialmente el proyecto y a continuación, después de recibir la revelación explícita de Dios, presenta a David con un panorama muy diferente. Lejos de David construir una “casa” para Dios, Dios va a construir una “casa” de David, es decir, una “casa” (de la manera que la palabra original es ambigua, el juego de palabras sobre el significado es intencional). La “casa” u “hogar” que Dios va a construir para David no es otra cosa que la dinastía davídica. El linaje de David nunca sufrirá el destino de Saúl y de su linaje. Cuando el linaje de David peca, las decisiones de Dios serán temporales (17:12-14), el linaje no será destruido.

David responde con una oración conmovedora (17:16-27) pulsando con gratitud. La oración es maravillosamente centrada en Dios, David está plenamente consciente de que si su linaje es tratado de manera diferente a la de Saúl, la diferencia fundamental es la gracia. Así que las palabras finales de la oración son francamente conmovedoras y reveladoras: “Tú, mi Dios, has revelado a tu siervo que va a construir una casa para él. Por lo que tu siervo ha hallado valor para orar contigo. ¡OH SEÑOR, eres Dios! Tú has prometido cosas buenas a tu siervo. Ahora que has estado complacido de bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente ante tus ojos, porque tú, OH SEÑOR, la has bendecido, y será bendita para siempre” (17:26-27).

Uno no debe olvidar, sin embargo, que estas palabras deben ser leídas como parte de un trabajo de dos tomos1 y 2 Crónicas, cuya historia termina en desastre para el linaje davídico, aparte de los dos últimos versículos de 2 Crónicas, que ofrece un poquito de esperanza. Hoy los ponemos automáticamente dentro del marco más amplio de la historia de la Biblia, para ver dónde encajan dentro del patrón que trae a Jesús, el rey davídico definitivo. Pero los primeros lectores no gozaban nuestra perspectiva, el recopilador desconocido que arregló todos los documentos de la corte y de otras fuentes, que abarca alrededor de 500 años de historia, en la forma de nuestros “1 y 2 Crónicas”, no disfrutaba de nuestra perspectiva.

El simple cinismo, o la brutalidad de su experiencia bajo el exilio , podrían haber les llevado a restar importancia a las palabras que encontramos aquí en 1 Crónicas 17:27: “Ahora que tú has sido complacido para bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente ante tus ojos, para ti, OH SEÑOR, la has bendecido, y será bendita para siempre”. En cambio, las palabras funcionan para ellos como una promesa estabilizadora, cuando toda su experiencia reciente parecía contradecirlas. En resumen, nos muestran lo que significa caminar por la fe en las promesas de Dios, y no por vista.