Por el amor de Dios, volumen 1/23 de noviembre
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 329 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Arturo Valbuena M.
23 DE NOVIEMBRE
1 Crónicas 18; Santiago 5; Jonás 2; Lucas 7
UNA COSA QUE ESPERAR por la venida del Señor, y otra que esperar con paciencia.
Uno puede esperar honesta y conscientemente por la venida del Señor, no sólo reconocer que la Segunda Venida es una parte necesaria de nuestro credo, pero incluso después de un tiempo de esperar por la Parusía, y esperar de que ocurra durante nuestras vidas solo para encontrar, en retrospectiva, que la forma en que vivimos se ha visto afectada muy poco por esta perspectiva. De hecho, esta espera por la venida del Señor no puede ser nada más que una cosa pasajera en nuestras lecturas o enseñanzas, un plan bien creado del futuro que nos separa de los otros creyentes, en vez de un punto fijo en nuestra visión del mundo que da forma decisiva a cómo nos comportamos.
Por supuesto, hay algo al esperar por la venida del Señor que es sólo eso, la espera. Así como “el labrador espera que la tierra dé su precioso fruto” (Santiago 5:7), así también nosotros debemos “ser pacientes y ser firmes” (5: 8).
Pero como todas las analogías, esta no es perfecto, no se supone que sea, y el propio Santiago la deja rápidamente atrás. Después de todo, el agricultor es paciente porque sabe más o menos cuando la cosecha se va a dar; no sabemos cuándo el regreso de Jesús ocurrira.
Hay otras diferencias. El agricultor está a la espera de los cultivos. Nosotros estamos esperando por el Juez que “está esperando en la puerta” (5: 9). Eso significa que lo que estamos esperando tiene una influencia inmediata sobre la forma en que vivimos: “No se quejen unos de los otros, hermanos, para que no seáis juzgados” (5: 9) por ese mismo Juez.
Por otra parte, aunque los agricultores puedan tener que trabajar duro mientras esperan por la cosecha, en el curso normal de los acontecimientos de su espera no se caracteriza por el sufrimiento y la persecución. Los cristianos que esperan por el Final se encuentran con ambas cosas, Santiago insiste, y con eso en mente, nuestra espera más propiamente se puede comparar a la perseverancia de los profetas (5:10) que a la placidez del agricultor. Ellos “hablaron en el nombre del Señor”, y más a menudo que no fueron insultados por ello. Ese sufrimiento no domó su fiel proclamación. Pero necesitamos no restringir los modelos que buscamos en los profetas. Considere a Job, un hombre justo, que se enfrentó a reveses catastróficos, sin embargo, perseveró y “ha visto lo que el Señor finalmente provocó. El Señor es muy misericordioso y compasivo” (5:11). Esa perspectiva es importante. Al final, no sólo la justicia de Dios, pero su compasión y misericordia prevalecen. El enfoque en el regreso de Jesús y en el Final no sólo da forma a nuestra vida actual, pero traerá consigo vindicación perfecta en la bondad incondicional de la consumación.
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