Por el amor de Dios, volumen 1/28 de agosto
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 242 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Arturo Valbuena M.
28 DE AGOSTO
1 Samuel 20, 1 Corintios 2, Lamentaciones 5, Salmo 36
NO HAY MUCHOS CAPÍTULOS en la Biblia que dedican mucho espacio al tema de la amistad, pero 1 Samuel 20 es uno de ellos.
Estrictamente hablando, por supuesto, 1 Samuel 20, no se trata de la amistad en sí misma, en la forma en que la amistad es un tema a ser explorado por un novelista talentoso. El relato se inscribe en el relato más amplio de la caída de Saúl y el ascenso de David, un punto de inflexión en la historia de la redención. Sin embargo, la forma en que la historia se desarrolla se concentra en aspectos importantes sobre la relación entre Jonatán y David.
Jonathan resulta ser un joven totalmente admirable. Antes había mostrado un coraje físico considerable cuando él y su escudero dirigen un contingente de filisteos (1 Sam. 14). Cuando David pasó a formar parte de la corte real, se podría haber esperado que Jonathan mostrara muchas emociones malévolas: los celos de la creciente popularidad de David, la competitividad en el ámbito militar, incluso el temor a que David un día usurparía su derecho al trono. Sin embargo, “Jonathan se convirtió en uno en espíritu con David, y lo amó como a sí mismo” (18:1). Hizo un “pacto” con David que hizo David, en efecto, su propio hermano (18:3-4), un paso sorprendente para un miembro de la realeza para llevar con un plebeyo. Cuando llegamos al capítulo 20, Jonathan es consciente de que David será rey un día. Cómo adquirió este conocimiento no podemos estar seguros. Dada su amistad, David pudo haber confiado en Jonathan el relato de su unción de las manos de Samuel.
No sólo no comparte Jonathan la maldad de su padre, pero, después de haber efectuado una vez antes una reconciliación entre su padre Saúl y David (19:4-7), le resulta difícil de creer que su padre es tan implacablemente decidido a matar a David como David cree (20:1-3). Así que el plan elaborado en este capítulo se ha puesto en práctica. Jonathan descubre que su propio padre está resuelto en matar al mejor amigo de Jonathan. De hecho, su padre es tan enfurecido que Jonathan se encuentra en peligro de muerte (20:33).
David y Jonatán se reúnen. Renuevan su pacto, de la manera que lo harían una vez más (23:17-18). David, por su parte, se compromete a cuidar de la familia de Jonathan, siempre y cuando Jonathan ya no está, un presagio de lo que vendría, y bastante diferente al normal derramamiento de sangre que habitualmente se produce cuando un nuevo rey trata de eliminar a los posibles herederos de una dinastía anterior.
Pero quizás lo más llama la atención es que Jonathan se queda en la ciudad con su padre. Por el simple hecho de que elegimos a nuestros amigos, pero no elegimos nuestra familia, sin embargo, nuestras responsabilidades para con nuestras familias tomar un arreglo previo. De lo contrario amistad se convierte en una excusa para una nueva forma de egoísmo.
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