Por el amor de Dios, volumen 1/30 de junio
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 183 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Luximar Arenas Petty
30 DE JUNIO
Josué 2; Salmos 123-125; Isaías 62; Mateo 10
UNA VEZ ESCUCHÉ A UN SOCIÓLOGO ERUDITO, evangélico por confesión, explicar con sapiencia considerable porque aún un gran avivamiento, si el Señor escoge enviarlo a un país como los Estados Unidos, no podría transformar la nación rápidamente. El problema no es simplemente el grado de analfabetismo bíblico en las esferas de control de la sociedad o en que medida la secularización ha penetrado en los medios de comunicación o la historia de las decisiones de la Corte Suprema que han afectado los programas de estudio y los libros de texto de nuestras escuelas y un sinnúmero de otros artículos, sino también como estos desarrollos diversos se engranan. Incluso si, digamos, un millón de personas se convierten al cristianismo en un corto periodo de tiempo, ninguna de las estructuras sociales entrelazadas y los valores culturales serían anulados de esta manera.
Para ser justos con este erudito, el estaba tratando, en parte, de alejarnos de un pensamiento superficial que fomente un punto de vista simplista de la religión y del avivamiento, como si un buen avivamiento nos eximiera de la responsabilidad de pensar ampliamente y transformar la cultura.
El elemento que está más seriamente comprometido en este análisis, sin embargo, es el amplio alcance de la soberanía de Dios. El análisis de este colega sociólogo es reduccionista. Es como si él cree en las categorías en gran parte naturalistas, pero deja una pequeña esquina para algo claramente débil (no obstante aceptadamente sobrenatural) como la regeneración. Ni por un momento estoy sugiriendo que Dios no trabaja normalmente a través de medios que siguen las regularidades de las estructuras que Dios mismo ha creado. Pero es vital insistir que Dios nunca ha estado limitado a tales regularidades. Sobre todo, repetidamente la Biblia habla de los momentos cuando, por un lado, el envía confusión o temor a las naciones entera o por otro lado, el transforma tanto a las personas al escribir su Ley en sus corazones que ellos anhelan agradarle. Estamos tratando con un Dios que no está limitado por las maquinaciones de los medios de comunicación. El es muy capaz de inmiscuirse para que en el juicio o en la gracia el soberanamente controla lo que piensan las personas.
Ya en el cántico de Moisés y Miriam, se alaba a Dios por la manera en que el envía temor entre las naciones a lo largo de las fronteras que Israel debe pasar en su ruta a la Tierra Prometida (Éxodo 15:15-16). De hecho, Dios promete hacer justamente eso (Éxodo 23:27), y promete lo mismo para los cananeos (Deuteronomio 2:25). Así que no debería sorprender encontrar la evidencia de que como los israelitas se acercan a su primera ciudad amurallada (Josué 2:8-11; comparar 5:1).
Dios normalmente puede trabajar a través de medios ordinarios. Pero no está limitado por ellos. Es por ello que toda la fuerza militar en el mundo no puede garantizar la victoria y toda la secularización, el posmodernismo, el naturalismo y el paganismo en el mundo no pueden por sí mismos evitar un avivamiento. Permita que Dios sea Dios.
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