Por el amor de Dios, volumen 1/30 de noviembre

De Libros y Sermones Bíblicos

30 DE NOVIEMBRE

1 Crónicas 28; 2 Pedro 2; Miqueas 5; Lucas 14

YA HEMOS OBSERVADO que 1 y 2 Crónicas difieren de los libros de Samuel y Reyes (aunque las Crónicas cubren aproximadamente el mismo período de la historia como Samuel y Reyes) en darle un énfasis mucho mayor al reino del sur de Judá, después de que la monarquía se divide. Incluso en este momento, sin embargo, durante el período de la monarquía unida, 1 y 2 Crónicas amplían en gran medida en cualquier cosa que tenga que ver con el templo.

En este marco, 1 Crónicas 28 da a conocer un poco más de detalle, no sólo de la transferencia de poder de David a Salomón, pero del origen de los planes del templo. En el primer punto, David comanda al pueblo a servir a Salomón bien y comanda a Salomón a servir al Señor Dios con todo su corazón: “Porque el SEÑOR ve en todos los corazones y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscas, él se dejará hallar; pero si le abandonas, él te desechará para siempre” (28:9). En particular, David comanda a Salomón con la construcción del templo para el cual él, David, ha dispuesto tanto (29:10, 20-21). Nada se menciona del intento por el hijo de David, Adonías por usurpar el trono antes de que Salomón pudiese ser coronado, o de la protección estratégica de Betsabé a su hijo Salomón (1 Reyes 1). No se menciona nada de la cantidad sustancial de otros comandos que David dio a Salomón (1 Reyes 2). Toda la atención se centra en la transferencia de poder, ya que afecta a la construcción del templo.

Hay un nuevo elemento de mucha importancia. Se nos dice que David dio a Salomón “los planes de todo lo que el Espíritu Santo había puesto en su mente para los atrios de la casa del SEÑOR, y todas las habitaciones alrededor, para las tesorerías de la casa de Dios y de los tesoros de las cosas dedicadas” (28:12), así como para los grupos de los sacerdotes y de los levitas, la cantidad de oro o plata para ser utilizados en los distintos instrumentos, y así sucesivamente (28:13-17). Por encima de todo, “también le dio el plan para el carro, es decir, los querubines de oro, que extienden las alas y protegen el arca de la alianza del SEÑOR” (28:18) en el Lugar Santísimo. “' Todo esto', David dijo: 'Tengo por escrito de la mano del SEÑOR sobre mí, y él me dio la comprensión en todos los detalles del plan' ”(28:19).

Aquí está la contrapartida al énfasis constante en Éxodo en el hecho de que Moisés y sus colegas construyeron el tabernáculo exactamente de acuerdo con el plan mostrado a Moisés en el monte. Que luego es recogido en Hebreos 8:5. Esto muestra que el tabernáculo era sólo una copia de un original más importante (véase la meditación del 14 de marzo). Implícitamente, el mismo cuidado se toma con la construcción del templo, con David, no Moisés, que ahora sirve como mediador.