Por el amor de Dios, volumen 1/31 de enero
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 33 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Arturo Valbuena M.
31 DE ENERO
Génesis 32, Marcos 3; Esther 8; Romanos 3
!QUÉ TRANSFORMACIÓN TUBO JACOB (Gen. 32)! Superficialmente, por supuesto, no ha cambiado mucho. Dejó Beersheba por Padan Aram porque temía por su vida, su hermano Esaú tenía razón suficiente, de acuerdo a su parecer, para matarlo. Ahora vuelve a casa, y Jacob todavía muerto de su hermano. No menos superficialmente, uno podría argumentar que ha cambiado mucho, Jacob huyó de la tienda de sus padres como un hombre soltero, tomando consigo casi nada, mientras que aquí vuelve a casa con un hombre rico, casado y con muchos hijos.
Pero la más profunda diferencia entre los dos viajes se reflejan en la actitud cambiada de Jacob con Dios. En el viaje de salida, Jacob no toma ninguna iniciativa en materia divina. Él simplemente se va a dormir (Génesis 28). Es Dios quien interviene con una notable visión de una escalera que llegaba hasta el cielo. Cuando Jacob despierta, reconoce que lo que experimentó fue una especie de visita de Dios (28:16-17), pero su respuesta es el negociar con Dios: si Dios le concede la seguridad, la protección, la prosperidad, y en última instancia, un feliz regreso casa, Jacob, por su parte, reconocerá a Dios y le ofrecerá el diezmo.
Ahora es bastante diferente. Es cierto que Dios otra vez toma la iniciativa, Jacob se encuentra con mensajeros angelicales (32:1-2). Jacob decide actuar con prudencia. Él envía a alguna de su genta por adelantado para anunciar a su hermano Esaú, que está regresando. Esto genera una noticia devastadora. Esaú viene a su encuentro, pero con cuatrocientos hombres.
Por un lado, Jacob pone en marcha un plan cuidadosamente planeado. Sucesivos envíos de regalos para su hermano se envían por adelantado, con cada uno de los mensajeros con especiales instrucciones de hablar a Esaú con la mayor cortesía y respeto. Por otra parte, Jacob admite que las cosas están fuera de su control. Las negociaciones han terminado, con “un gran temor y angustia” (32:7) Jacob toma medidas, y luego ora, pidiendo ayuda. Le recuerda a Dios de sus promesas en el pacto, declara su propia falta de merito, reconoce el número de bendiciones inmerecidas que ha recibido, y confiesa su propio terror (32:9-12). Y luego, en los momentos más duros, lucha con esta extraña manifestación de Dios mismo (32:22-30).
Veinte años han pasado desde la partida de Jacob. Algunas personas no aprenden nada en veinte años. Jacob ha aprendido la humildad, la tenacidad y pío temor, la confianza en las promesas del pacto de Dios, y cómo orar. Nada de esto significa que está tan paralizado por el miedo que no hace más que refugiarse en la oración. Más bien, significa que él hace lo que puede, al mismo tiempo que cree completamente que la salvación es del Señor.
En el momento en que el sol salga, puede que cojee pero es un hombre fuerte y mejor.
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