Por el amor de Dios, volumen 1/6 de agosto
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 220 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Arturo Valbuena M.
6 DE AGOSTO
Jueces 20, Hechos 24, Jeremías 34, Salmos 5-6
UNO PODRÍA HABER ESPERADO que sólo los culpables serían perseguidos y ejecutados (Jueces 20). Pero el levita está provocando la nación (por supuesto,sin dar a conocer su propio vergonzoso comportamiento). Por lo que nuestros archivos presentan, Gibeah no ofrece a entregar a los delincuentes. Si lo hubieran hecho, habría sido el final del asunto. Tampoco los jefes de las tribus de Benjamín ofrecen a intervenir y aseguran que se ha hecho justicia. Por el contrario, se unieron y se ofrecen a arrestar a todos los viajeros, sin duda esperando que el resto de la nación no estaría dispuesta a pagar un precio demasiado alto para capturar a unos pocos violadores en un momento en que la nación entera se deslizaba en la violencia.
Por su parte, el resto de las tribus se enfurecen, pero actúan estúpidamente. En lugar de embarcarse en un asalto masivo, inicialmente deciden enviar a las tropas de una sola tribu a la vez. Cuando se nos dice que los hijos de Israel consultaron a Dios que tribu debiera ir primero, probablemente esto significaría que pasaron por el procedimiento del Urim y Tumim con un sacerdote del santuario. Los israelitas perder veinte y dos mil hombres en la primera jornada (20:21), y dieciocho mil la próxima (20:25). Por último, el Señor verdaderamente promete que va a dar Gibeah y la tribu de Benjamín a las manos del resto de los israelitas (20:28). El tercer día, los israelitas tendieron una emboscada, y por fin la victoria. Un gran número de la tribu de Benjamín mueren.
Ese es el tipo de cosa que sucede cuando el estado de derecho se disuelve, cuando la gente empieza a actuar fuera de la lealtad tribal y no principio, cuando la venganza supera a la justicia, cuando venganzas supersticiosas desplazan a los tribunales, cuando los hermanos ya no comparten una herencia común de adoración y valores, cuando el gobierno se rige por miedo y no por el consentimiento de los gobernados. No hay punto de cese lógico. Se puede iniciar un conflicto regional, se puede encender una Bosnia, se puede iniciar una guerra mundial. Es la materia de dictadores y caudillos, el lubricante de las pandillas y la violencia.
La triste realidad es que cada cultura es capaz de esto. Los antiguos israelitas se hunden en este atolladero no porque sean peores que los demás, sino porque es típico de todos los demás. Una sociedad que ya no esté unida, ya sea en el terreno de la religión, visión mundial compartida, o por lo menos procedimientos acordados y respetados, se dirige a la violencia y la anarquía, que, tarde o temprano, se convierte en el mejor recurso para cosechar la respuesta ordenada de tiranos, poder autorizado por la espada y la pistola.
Así es como los historiadores seculares lo ven. Vemos todo esto, también, y formamos una opinión tras la sangre y el mal la mano justa de Dios, que entona: "Hasta aquí vas a ir, y no más allá."
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