Por el amor de Dios, volumen 1/6 de octubre
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 281 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Arturo Valbuena M.
6 DE OCTUBRE
1 Reyes 9, Efesios 6, Ezequiel 39, Salmo 90
JUSTO ANTES DE LAS ÚLTIMAS LÍNEAS de la epístola de Pablo a los Efesios, él invita a sus lectores a orar por él (Ef 6:19-20): “Recen también por mí, para que cada vez que abro mi boca, las palabras me sean dadas para que sin temor yo dé a conocer el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas. Oren para que lo proclame valerosamente, como debo hacerlo.”
(1) Por otra parte, cuando Pablo ofrece modelos de cómo debemos orar a sus conversos, por ejemplo en Ef 3:14-21y Phil 1:9-11, el tema de la misión no se plantea con tanta fuerza como aquí. Es cierto que Pablo en otros lugares pide a otros que oren por él, 1 Tesalonicenses 5:25. Pero aquí se especifica lo que él quiere que pidan, comparen Col. 4:4 y 2 Tesalonicenses 3:1. Él quiere ser capaz de hablar el “misterio” del Evangelio sin miedo.
(2) Sin duda es alentador que Pablo debe sentir la necesidad de tal oración. En ocasiones colocamos al apóstol en un pedestal tan alto que nos olvidamos de que era un mortal común frente a las mismas tentaciones que se nos presentan. Él era muy consciente de lo fácil que es para sesgar el Evangelio, para recortar un poco, para ir alrededor de los pedazos, que creemos nuestros oyentes encontrarán incómodos u ofensivos. Así que él sabía que para predicar el Evangelio fielmente, él tendría que predicar sin miedo. Esto no refleja un estilo de confrontación. Significa, más bien, que Pablo quería decir sin temor lo que sus oyentes piensan o dicen de él, o lo que podrían hacer con él, no sea que comprometa el Evangelio que vino a anunciar.
No se necesita mucha imaginación para detectar las formas en que los predicadores en el mundo occidental de hoy necesitan de mucha oración en este sentido. Supongamos que usted está predicando a los estudiantes universitarios en una universidad pagana, o para gente de negocios brillantes en sus 20 y 30, digamos, Nueva York. Al exponer los romanos, ¿cómo va a manejar exactamente la homosexualidad en el capítulo 1 y elección en el capítulo 9? ¿Cómo va a hablar sobre el infierno en los muchos pasajes donde Jesús despliega las imágenes más terribles? ¿Cómo podría tener la tentación de titubear cuando hay que enfrentarse a la exclusividad pura del Evangelio, o cuando se habla de dinero a los ricos?
(3) No debemos olvidar el hecho de que Pablo está dispuesto a pedir oración. Algunos dirigentes piensan que no debe admitir una debilidad, un miedo, o una necesidad. Actúan como si estuvieran por encima de la lucha. No Paul. Su petición de oración no es pro forma. Él pide oración para predicar el Evangelio sin miedo porque ha estado predicando suficiente tiempo, y se conoce lo suficientemente bien, para conocer el poder y el peligro de predicar por mera aclamación popular. Al pedir oración, reconoce sus temores, y asegura su remedio divino.
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