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English: Only One Way

© Ligonier Ministries

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Por Bruce A. Ware sobre El Evangelio
Una parte de la serie Tabletalk

Traducción por Elvia Rodríguez

En nuestros días abundan tres posiciones sobre la pregunta de que si Cristo es el único camino a la salvación. Los tres pueden detectarse por cómo cada una responde a estas dos preguntas fundamentales: Primero ¿es Jesús el único Salvador? Más completamente: ¿es la vida sin pecado de Cristo y Su muerte expiatoria y resurrección los únicos medios por los cuales se paga la pena del pecado y el poder del pecado es vencido? Segundo: ¿es la fe en Cristo necesaria para ser salvo? Más completamente: ¿Es el conocimiento consciente sobre la muerte y resurrección de Cristo por el pecado y la fe explícita en Cristo necesario para que cualquiera se vuelva receptor de los beneficios del trabajo expiatorio de Cristo y así ser salvo?

El pluralismo contesta ambas preguntas, "no". El pluralista, como John Hicks, cree que existen muchos caminos para llegar a Dios, Jesús es solo uno de ellos. Ya que la salvación puede venir a través de otras religiones y líderes religiosos, con seguridad también acompaña que las personas no tienen que creer en Cristo para ser salvos.

El inclusivismo contesta a la primera pregunta "si" y a la segunda "no". Para el inclusivista, como Clark Pinnock, aunque Jesús ha cumplido el trabajo necesario para llevarnos de nuevo a Dios, no obstante las personas se pueden salvar respondiendo positivamente a la revelación de Dios en la creación y quizás en aspectos de sus propias religiones. Así, aún y que Cristo es el único Salvador, las personas no tienen que saber de Cristo o creer en Él para ser salvos.

El exclusivismo responde a ambas preguntas con un "si". El exclusivista, como el finado Ronald H. Nash, cree que la Escritura afirma ambas verdades; primero, que solo Jesús ha logrado el trabajo expiatorio necesario para salvar a los pecadores y segundo, que el conocimiento y la fe en Cristo son necesarios para que alguien pueda ser salvo. El resto de este artículo ofrece un breve resumen de algunos de los soportes principales de estas dos declaraciones.

Jesús es el único Salvador

¿Por qué pensar que Jesús es el único Salvador? De todas las personas que han vivido y vivirán, solamente Jesús califica, en Su persona y Su trabajo, como el único capaz de lograr la expiación del pecado del mundo. Considera las siguientes formas en las cuales solamente Jesús califica como el único Salvador:

Primero, solamente Jesús fue concebido por el Espíritu Santo y nació de una virgen (Isaías 7:14; Mateo 1:18–25; Lucas 1:26–38); como tal, solamente Él califica para ser Salvador. ¿Por qué importa esto? Solo cuando el Espíritu Santo toma el lugar del padre humano en la concepción de Jesús puede ser verdad que aquel que es concebido es completamente Dios y completamente hombre. Cristo debe ser ambos, Dios y hombre para expiar el pecado (ver abajo) pero para que esto ocurra, debe ser concebido por el Espíritu Santo y nacido de una virgen humana. Nadie más en la historia del mundo es concebido por medio del Espíritu Santo y nacido de una madre virgen. Por lo tanto, solamente Jesús califica para ser Salvador.

Segundo, solamente Cristo es Dios encarnado (Juan 1:1-18; Hebreos 1:1–3; 2:14–18; Filipenses 2:5–11; 1 Timoteo 2:5–6); como tal, solamente Él califica para ser Salvador. Como Anselmo alegó en el siglo XI, nuestro Salvador debe ser completamente hombre para tomar el lugar de los hombres y morir en su lugar, y Él debe ser completamente Dios para que el valor de su pago sacrificial pueda satisfacer las demandas de nuestro infinitamente santo Dios. El debe ser hombre, pero un simple hombre sencillamente no puede hacer este infinito pago por el pecado. Pero nadie más en la historia del mundo es a la vez completamente Dios y completamente hombre. Por lo tanto, solamente Jesús califica para ser Salvador.

Tercero, solamente Cristo vivió una vida sin pecado (2 Corintios 5:21; Hebreos 4:15; 7:23–28; 9:13–14; 1 Pedro 2:21–24); como tal, solamente Él califica para ser Salvador. Como Levítico deja claro, los animales ofrecidos como sacrificio para el pecado deben ser sin mancha. Esto prefiguraba el sacrificio de Cristo quien, al ser sin pecado, era capaz de morir por los pecados de otros y no por sí mismo. Pero nadie más en la historia del mundo ha vivido una vida totalmente sin pecado. Por lo tanto, solamente Jesús califica para ser Salvador.

Cuarto, solamente Cristo murió una muerte penal y sustitutoria (Isaías 53:4–6; Romanos 3:21–26; 2 Corintios 5:21; Gálatas 3:10–14); como tal, solamente Él califica para ser Salvador. La paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23). Y porque Cristo tuvo una vida sin pecado, Él no merecía morir. Más bien, la causa de su muerte se debió al hecho de que el Padre le imputó nuestros pecados. La muerte que el murió fue en nuestro lugar. Nadie más en la historia del mundo ha muerto por llevar el pecado de otros y no como el juicio de su propio pecado. Por lo tanto, solamente Jesús califica para ser Salvador.

Quinto, solamente Cristo se levantó de la muerte triunfante sobre el pecado (Hechos 2:22-24, Romanos 4:25, 1 Corintios 15:3-8, 16-23). Como tal, solamente Él califica para ser Salvador. La Biblia indica que pocas personas, aparte de Cristo, han sido levantadas de la muerte (1 Reyes 17:17-24; Juan 11:38-44), pero solo Cristo ha sido levantado de la muerte para nunca más morir, habiendo triunfado sobre el pecado. La paga del pecado es la muerte y el poder más grande del pecado es la muerte. Entonces, la resurrección de Cristo de la muerte demuestra que su muerte expiatoria por el pecado logró tanto el pago completo de la pena del pecado como la victoria completa sobre la mayor fuerza del pecado. Nadie más en la historia del mundo se ha levantado de la muerte triunfante sobre el pecado. Por lo tanto, solamente Jesús califica para ser Salvador.

La conclusión es incuestionable: solamente Cristo califica como Salvador, y solamente Cristo es Salvador. Las propias palabras de Jesús no pueden ser más claras: " Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí." (Juan 14:6). El apóstol Pedro confirma: " Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos. " (Hechos 4:12). Estas declaraciones son verdaderas para nadie más en la historia del mundo. Ciertamente, solamente Jesús es Salvador.

La fe en Cristo es necesaria para ser salvo

¿Por qué pensar que la fe en Cristo es necesaria para ser salvo? La enseñanza de los apóstoles es clara, que el contenido del Evangelio ahora (desde la venida de Cristo), se concentra directamente sobre la muerte expiatoria y resurrección de Cristo y que por la fe en Cristo uno es perdonado de sus pecados y se le es otorgada la vida eterna. Considera los siguientes pasajes que apoyan la convicción de que las personas se salvan solamente si conocen y confían en Cristo como su Salvador:

Primero, la propia enseñanza de Jesús muestra que las naciones necesitan escuchar y arrepentirse para ser salvos (Lucas 24:44-49). Jesús manda que "en su nombre se predicara el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. " (Lucas 24:47). Las personas que Jesús describe aquí todavía no se han arrepentido ni han sido perdonadas. Para ser perdonadas, ellas deben arrepentirse. Pero para arrepentirse, deben escuchar la proclamación del trabajo de Cristo en su nombre. Y esto es verdad para todas las naciones, incluyendo a los judíos que no han confiado en Cristo. Jesús no ve a las "naciones" como si ya tuvieran una revelación salvífica disponible para ellas. Sino que los creyentes deben proclamar el mensaje de Cristo a todas las naciones para que las personas en esas naciones sean salvas.

Segundo, Pablo enseña que hasta los judíos piadosos y todos los demás, deben escuchar y creer en Cristo para ser salvos (Romanos 10: 1-4, 13-15). El deseo de su corazón y su oración es por la salvación de sus compatriotas judíos. Incluso cuando ellos tienen fervor por Dios, ellos no saben que la justicia de Dios viene solamente a través de la fe en Cristo. Así que estos judíos, a pesar de ser devotos, no son salvos. Porque todo aquel que invoque el nombre de Cristo (ver Romanos 10:9, 13) será salvo. Pero eso requiere que alguien les diga. Y eso requiere que aquellos sean enviados. Las misiones, entonces, son necesarias ya que las personas deben escuchar el Evangelio de Cristo para ser salvos.

Tercero, la historia de Cornelio demuestra que aún los gentiles devotos deben escuchar y creer en Cristo para ser salvos (Hechos 10:1–2, 38–43; 11:13–18; 15:7–9). Lejos de ser salvo antes que Pedro viniera, como algunos piensan, Cornelio era un Gentil devoto (10:2) que necesitaba escuchar acerca de Cristo y creer en Él para ser salvo. Cuando Pedro reporta sobre la conversión de los Gentiles, él declara que solo cuando predicó es que Cornelio escuchó el mensaje que necesitaba oír para "ser salvo" (Hechos 11:14; ver también 15:8-9). A pesar de su devoción, Cornelio necesitaba escuchar la proclamación del Evangelio de Cristo para ser salvo.

De nuevo, la conclusión es clara: Jesús es el único Salvador, y las personas deben conocer y creer en Cristo para ser salvos. Ojalá honremos a Cristo y el Evangelio, y ojalá manifestemos nuestra fidelidad a la Palabra de Dios defendiendo estas verdades gemelas y vivamos de una forma que demuestre nuestro compromiso con ellas.


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