Soportaron Gozosos el Despojo de sus Bienes

De Libros y Sermones Bíblicos

Saltar anavegación, buscar

Recursos Relacionados
Leer más Por John Piper
Indice de Autores
Leer más sobre Audacia
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: You Joyfully Accepted the Plundering of Your Property

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por John Piper sobre Audacia
Una parte de la serie The Righteous are As Bold as a Lion

Traducción por Beatriz G. Negron

Hebreos 10:32-36

Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis un fuerte y doloroso combate; por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo, y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante: porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa, pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.

Padeciendo de Supremacía y Prosperidad

Por unos 350 años, la iglesia cristiana en América padece de supremacía y prosperidad. Al hablar de supremacía, me refiero a que durante gran parte de la historia americana, ser cristiano ha sido visto como normal, bueno, patriótico, culturalmente aceptado, e incluso beneficioso. Cuando hablo de prosperidad quiero decir que, por lo general, ser cristiano ha dado como resultado que las cosas vayan bién para nosotros los cristianos americanos. Debido a que la ética cristiana ha dominado, la misma también nos ha forjado un camino de éxito. Y cuando hablo de sufrir—al decir que durante 350 años hemos padecido de supremacía y properidad—me refiero a que esto ha arraigado profundamente en nosotros una mentalidad enormemente antibíblica; o sea, una manera de pensar que nos hace sentir como en casa en este mundo y en esta era.

Hemos gozado de supremacía y prosperidad, y por lo tanto, nos hemos llegado a sentir como en casa en este mundo, desarrollando una arraigada suposición de que las cosas nos irán bién; que éste es nuestro mundo y nuestro tiempo; que ser cristiano y que se piense bién de nosotros van de la mano; y que la pobreza, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte son lo peor que puede pasar en una tierra de afluencia cristiana, salud, facilidades, y vitalidad latente y orientada al éxito.

El Desarrollo de un Cristianismo Distorsionado

Y es así como hemos desarrollado un tipo de cristianismo que apoya esta arraigada expectativa de aceptación, comodidad y prosperidad. Este cristianismo comienza cuando nos enfocamos en nuestras necesidades latentes (no en las eternas, de las cuales pueda que ni estemos conscientes), y nos atrae basado en el hecho de que el cristianismo hará que la vida sea mucho mejor para nosotros en este mundo. No es un llamado a sufrir como extranjeros, sino a prosperar como ciudadanos respetables—y a enojarnos mucho si sucede lo contrario.

Hay mucha verdad en esto para que sea considerado admisible. Si te comportas como cristiano, no practicarás sexo ilícito para que probablemente no contraigas SIDA—y eso es mejor. Si te comportas como cristiano, no tomarás en exceso de modo que te libres de la devastación provocada por el alcoholismo—y eso es mejor. Si te comportas como cristiano, trabajarás duro y ahorrarás, y probablemente te irá mejor en los negocios—y eso es mejor. Si te comportas como cristiano, serás amable y generoso, de modo que por lo menos algunos piensen bién de tí—y eso es mejor.

Pero hemos sacado esas cosas fuera de proporción—hemos elevado tan alto los relativamente menores y mundanos efectos secundarios de la fe, haciéndolos tan dominantes en nuestra mentalidad y expectativas, que el patrón del cristianismo del Nuevo Testamento nos suena casi increíble y dificilmente podemos concebir lo que significaba ser cristiano al principio, y a lo que pueda Dios estarnos llamando hoy.

Este pasaje me hace anhelar ser liberado del cristianismo domesticado, cómodo y adicto al entretenimiento. Espero que produzca lo mismo en tí.

Después de Haber Sido Iluminados

El escritor le dice a la iglesia, “traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis un fuerte y doloroso combate.” La palabra “iluminados” tiene por lo menos dos significados en el Nuevo Testamento: puede significar que el que ha sido iluminado ve con más claridad, o que resplandece con más claridad. Por ejemplo, puede significar que la luz permanence en el corazón, y que la verdad es vista más claramente que cuando estaba oscuro (como cuando Pablo oró para que los ojos del entendimiento de los efesios fueran iluminados para conocer a Dios—1:18). O puede significar que lo que es iluminado (no ve más claro pero) resplandece con más claridad (como cuando Pablo dice que Cristo sacó a la luz vida e inmortalidad, eso es, Cristo las trajo a la luz; él las hizo resplandecer más claramente—2 Timoteo 1:10).

¿Qué significa esto aquí en Hebreos 10:32? Es con bastante claridad una referencia a la conversión de ellos. Y ambos significados parecen ser muy relevantes respecto a lo que conocemos sobre esa conversión. Por un lado, convertirse en cristiano significa (según 2 Corintios 4:6) que Dios dice, “Sea la luz,” en nuestros corazones, y “la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo” nos llena de confianza en su realidad y valía. Entonces somos “iluminados” en primera instancia—vemos la gloria de Dios y la realidad de Cristo más claramente. Las luces se encienden en nosotros.

Pero el Nuevo Testamento entonces habla de que convertirse en Cristiano significa que también resplandecemos como luminares en medio de una generación maligna y perversa (Filipenses 2:15). No solo vemos la luz de la gloria de Dios más claramente, sino que comenzamos a reflejarla. Dios resplandece en nosotros y nosotros respladecemos en el mundo.

De modo que tomo a Hebreos 10:32 para señalar estas dos cosas. Estos cristianos han llegado a ver la luz del evangelio de la gloria de Dios como cierta e infinitamente valiosa. Y han comenzado a resplandecer en este mundo como testigos de esta verdad y valía. La primera experiencia los libertó del mundo y la segunda los hizo destacarse en este mundo.

El Resultado Fue Sufrimiento

Y el resultado fue sufrimiento. Verso 32: “Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis un fuerte y doloroso combate”. No es antinatural que el mundo, al ver el resplandor de la verdad y el amor cristiano, lo odie. Antes de Jesús decir, “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”, (lo cual suena como una respuesta positiva), también dijo, “Bienaventurados seréis cuando por mi causa os vituperen,y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo” (Mateo 5:16, 11). En otras palabras, algunos son iluminados por tu luz; y otros, encolerizados.

Antiguamente, después que los cristianos hebreos empezaron a ver la gloria de Cristo y a resplandecer con ella, también empezaron a sufrir por Cristo. Ese era el significado del cristianismo. Recibe a Cristo y recibe sufrimiento. Evidentemente ellos pensaron, dijeron o hicieron cosas consideradas en aquellos días no politicamente correctas y por consiguiente algunos fueron arrestados y otros se metieron en problemas porque apoyaban a aquellos que fueron arrestados.

La Manera en que Sufrieron

Los versos 33-34 explican la forma en que ellos sufrieron: “por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo, y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante; porque de los presos también os compadecisteis”.

Entonces, los cristianos primitivos sufrieron de dos maneras: una fue que algunos fueron arrestados y puestos en prisión, y la otra fue que los otros cristianos estuvieron dispuestos a compartir el sufrimiento de los primeros mostrando solidaridad pública.

Dicha solidaridad les costó mucho. Fueron privados de sus bienes. Verso 34: “de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo.” La escena evidentemente muestra que algunos fueron puestos en prisión. Otros tuvieron que decidir si les mostraban o no su solidaridad. Recordaron tal vez las enseñanzas de Jesús, y fueron a verlos en prisión. Jesús dijo, “estuve… en la cárcel y fuisteis a verme…. en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” (Mateo 25:36,40). Hebreos 13:3 dice, “Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos”.

Cuando ellos hacían esto, los oficiales o la turba les despojaban de sus bienes. Tal vez quemaban sus casas, o les rompían las ventanas y les robaban sus muebles. O pudiera referirse a las multas oficiales. Sea lo que fuera, solidarizarse con sus hermanos y hermanas sufrientes les costó sus bienes.

Valerosidad y Libertad, Antes y Ahora

El 21 de febrero de este año fueron arrestados en Egipto tres americanos, un neozelandés y un egipcio por formar una “organización misionera cristiana.” Las esposas de Brian Eckheart y Tomás Martin obviamente se solidarizaban con sus esposos. Hablaban por teléfono con ellos cada doce horas mientras estos estaban en la prisión Tura en Cairo. El resultado de esta relación de apoyo culminó en que sus esposas e hijos fueran nofiticados de que serían desalojados de sus hogares, lo cual ocurrió dos días más tarde. (The Standard, Mayo 1993, p. 27).

En otras palabras, antes y ahora se necesita de mucha valerosidad para dejar que tu luz resplandezca ante un mundo que pueda no querer verla. O, poniéndolo de otra manera, se necesita gran desprendimiento de los bienes que has acumulado en este mundo. Parece ser que la base para la valerosidad en obediencia radical a Jesús descansa en la libertad del amor a las cosas, e inclusive, de la simple dependencia de las cosas materiales.

Pienso que puedo decir con completa autoridad sobre este pasaje y el resto del Nuevo Testamento que cualquiera sea la medida de la pérdida material y física a la que Dios te llame en este mundo, una cosa es segura: ser cristiano significa estar dispuesto y listo a dejarlo todo por causa de Cristo y su Palabra.

¿De Dónde Proviene Esta Gozosa Libertad?

¿De dónde proviene esta libertad? La respuesta que da este pasaje es muy clara al respecto. Y la respuesta es que no viene de algún tipo de gracia superior dada a los santos y mártires. La respuesta es que esto proviene a medida que abrigamos la recompensa del cielo más que la vida en la tierra. Éste es el otro aspecto de ser “iluminados” (v. 32). Sus ojos fueron abiertos para ver la gloria y la valía de su recompensa futura. Verso 34b: “y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa”.

Aquí mismo encontramos una de las claves principales por qué la iglesia en America es tan anémica. Nos sentimos como en casa en este mundo. Pero estos cristianos primitivos eran peregrinos y extranjeros cuyo verdadero hogar estaba en los cielos y en el siglo venidero con Jesús. Ese mundo era tan real y precioso para ellos que hicieron lo inconcebible: sufrieron GOZOSOS el despojo de sus bienes.” El gozo es lo que produce una sacudida aquí. Es el gozo. Esto da un significado renovado a las palabras del Antiguo Testamento: “El gozo del Señor es nuestra fuerza” (Nehemías 8:10)

Sólo hay una explicación para este gozo: ¡ellos realmente lo creyeron! ¡Ellos fueron “iluminados” por Dios para verlo! Ellos creyeron dos cosas con respecto a su herencia en el cielo: una, que es mejor (“tenéis en vosotros una mejor herencia”—v. 34) y la otra, que esta herencia es perdurable. En otras palabras, ellos realmente creyeron que este mundo es inferior y temporal. El que está por venir es superior y eterno.

Estas no eran palabras; eran realidades. Eran tan reales que cuando la casa y los muebles y la ropa y los libros ardían, y los caballos eran robados, ellos sabían (¡la palaba en el v.34 es “saber”!) que Dios estaba de hecho preparándoles para un eterno peso de gloria incomparable. Ellos dijeros con Pablo en 2 Corintios 6:10—“teniendo nada, pero poseyéndolo todo.”

La clave de su gozo en medio del peligro y la pérdida era que simplemente ellos no ponían muchas esperanzas en este mundo. Habían sido trasladados al reino del Hijo de Dios (Colosenses 1:13). Habían pasado de muerte a vida. Sus vidas estaban escondidas con Cristo en Dios.

Encontraron Dos Cosas que Todo el Mundo Quiere

Las dos cosas que todos quieren, ellos las habían encontrado—pero no en este mundo. Todos quieren la felicidad mejor y más duradera posible. Esto es a lo que las palabras “mejor y perdurable” apuntan. Tenían una herencia mejor y perdurable. Y la herencia que tenían era un lugar al lado de Dios en gloria. “En su presencia hay plenitud de gozo y delicias a su diestra para siempre.” Plenitud y para siempre. Mejor y perdurable.

Si vamos a ser valerosos y sin miedo ante nuestros oponentes, si vamos a vivir de modo que el valor del evangelio sea manifiesto, si vamos a tomar los riesgos que los cristianos primitivos tomaron por Cristo y su reino, si vamos a ser audaces como un león, entonces vamos a tener que poner nuestra mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Vamos a tener que enfocarnos lo más posible en la valía del cielo y la vida venidera, así como el mundo trata de hacernos enfocar en el valía de esta breve vida.

A eso es a lo que Dios nos está llamando en estos días. Que haya verdadera “iluminación” del evangelio entre nosotros. Y que sepamos que tenemos una mejor herencia, la cual es perdurable.


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas