Una Pasión Por Las Misiones En Los Hombres Que Se Quedan

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English: A Passion for Missions in the Men Who Stay

© Desiring God

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Por John Piper sobre Misiones
Una parte de la serie Taste & See

Traducción por Javier Matus


No puedo creer el hecho de que hay más iglesias en Twin Cities que Misioneros Protestantes Norteamericanos a 1.930,000.000 musulmanes, hindúes, chinos han y budistas que no han sido alcanzados por el Evangelio. “A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará” (Lucas 12:48). Sin duda, esto implica que las iglesias y denominaciones con muchos miembros y muchos ministros deben dar a muchas de estas personas a las culturas que prácticamente no tienen ningún testimonio evangélico. No puedo ver cómo podemos seguir con los negocios de costumbre mientras existe esta intolerable desigualdad: 650 misioneros protestantes norteamericanos ministran a 1,930 millones de personas no alcanzadas, mientras que 1,000.000 de trabajadores cristianos en los Estados Unidos ministran a 200 millones de personas, la mayoría de las cuales ya fueron alcanzadas. ¡¿Cómo va la iglesia a dar cuenta de sí misma a Dios?!

Esto es lo que tiene que ocurrir en [la iglesia de] Bethlehem para cambiar esto.

1) Obedecer a diario el “mandamiento antes de la comisión”: “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:38). Un gran cambio se produciría si 600 personas en la Iglesia Bautista de Bethlehem oraran una vez al día: “Oh, Señor de la mies, anhelo ver que envíes obreros de Bethlehem a los pueblos escondidos. Por favor, Dios, por amor a Tu Gran Nombre y por la salvación de los perdidos y para el gozo de los que van, envía a muchos de nuestra iglesia a Tu cosecha.”

2) Tiene que ocurrir una gran agitación entre los jóvenes para hacerlos abiertos y con ganas de ir. Sí, muchas personas de edad madura y grande deberían ir, pero la historia enseña que las grandes oleadas de mano de obra misionera deben venir de los jóvenes cuyas opciones vocacionales están abiertas y cuyas raíces no son tan profundas.

3) Debe afianzarse un nuevo “movimiento misionero laico” —compuesto principalmente por hombres de negocios y profesionales que están tan entusiasmados por servir a la causa misionera aquí como los jóvenes lo están en el extranjero. El primer Movimiento Misionero Laico nació el 15 de noviembre de 1906, en la Iglesia Presbiteriana de la Quinta Avenida de la Ciudad de Nueva York, cuando 75 laicos se reunieron en una tarde tormentosa para orar y discutir su papel en las misiones en el extranjero. El objetivo: investigación por parte de los laicos de las condiciones misioneras; agitación para crear una política misionera adecuada en las iglesias y las denominaciones; organización de laicos para cooperar con juntas de misiones e iglesias para enlistar a toda la iglesia en la obra suprema de salvar al mundo.

Las mujeres han sido fieles en esta causa desde el principio. Un gran cambio requerirá un nuevo movimiento poderoso entre los hombres. Los hombres de negocios deben comenzar a sentir a las misiones mundiales como el mayor desafío espiritual de sus vidas. Su naturaleza agresiva y competitiva debe canalizarse contra el competidor más grande de Dios. Los hombres deben ser agarrados por la verdad de que el egoísmo es suicida, mientras que el servicio mundial trae al alma su máxima satisfacción posible. No importa qué tan importante o insignificante sea su actividad lucrativa, los hombres deben comenzar a verla a la luz de la gran empresa de Dios —juntando súbditos para Su reino de toda raza y lengua y pueblo y nación. Los laicos deben ser desafiados a vivir por una causa mayor de la que presentan sus trabajos.

Este es el desafío. ¿Quién tiene el sueño? ¿Quién tiene el liderazgo? ¡Levántense, oh hombres de Dios!

Su compañero,

El Pastor John


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