Una oración de fin de año para los que esperan cansados
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Natalia Pedrosa Garcia
“Pero una vez llegada la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo” (Gálatas 4:4).
Jesús, llegaste en "la plenitud del tiempo".
¿Pero cuántos de los hijos que vivían durante la maduración se maravillaban ante tu embadurnamiento en brea? Pasaron mil años entre Abraham y David. Luego pasaron mil años más entre la edad de oro de David y el momento en que el tiempo fue pleno.
¿Cuántas fueron las guerras, los rumores de guerra, las matanzas, las enfermedades y las hambrunas? ¿Cuántos líderes, estudiosos e innovadores brillantes incendiaron sus cielos regionales y desaparecieron? ¿Cuántos padres no lloraron y rezaron por sus hijos muertos cuando el tiempo se estaba llenando? ¿Cuántos ojos ansiosos se cerraron ante la muerte amando tu aparición?
Y cuántos no se volvieron cínicos, diciendo “¿Dónde está la promesa de su llegada? Desde que los padres se han quedado dormidos desde siempre, todas las cosas continuaron como estaban desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:4).
Entonces repentinamente, Jesús, viniste en “la plenitud del tiempo”.
Nos visitaste como el sol en el cénit, proyectando “luz a los que yacen en la oscuridad y en la sombra de la muerte, para guiar nuestros pies hacia el camino de la paz” (Lucas 1:78–79). Pero al igual que una supernova, tu visita omnipotente fue tan breve en la tierra. Y cuando te fuiste, dijiste: “Voy a venir pronto” (Revelación 22:20).
Así que otra vez nosotros, tu gente, te estamos esperando. Nosotros, al igual que nuestros predecesores, caminamos en este oscuro mundo por la luz de tu Palabra (Salmo 119:105). Y otro año ha pasado, además de los anteriores más de dos mil. Imagino que no deberíamos estar sorprendidos. Guerras, rumores de guerra, matanzas, enfermedades y hambrunas han llenado estos siglos. Líderes, estudiosos e innovadores brillantes han incendiado sus cielos regionales y han desparecido. Millones de padres han llorado por sus hijos muertos mientras “pronto” se está cumpliendo. Muchos ojos ansiosos se cerraron ante la muerte amando tu aparición (2 Timoteo 4:8).
¡Oh Jesús! ¿Cuándo llegará “pronto”? Sabemos que no te retrasas en cumplir tu promesa “cuando algunos lo toman como lentitud (2 Pedro 3:9). Perdónanos cuando sintamos que nos parece lento. Sabes que solo somos polvo (Salmo 103:14) y que nuestros breves años están llenos de lucha y problemas (Salmo 90:10). Muchos de nosotros estamos cansados y luchamos por mantener la fe. Nuestro pecado inherente más los problemas más la espera nos tienta al cinismo mientras que “pronto” se despliega sobre los milenios. Creemos, Jesús: ¡ayuda a nuestra incredulidad (Marcos 9:24)
Así que nuestro ruego en este final de año es simplemente ¡“Ven, Señor Jesús (Revelación 22:20). Te esperaremos el tiempo que haga falta. Confiamos en que vendrás cuando el tiempo esté lleno. Esperemos que eso sea pronto. Tú dijiste que lo sería. Amén. Ven, Señor Jesús.
¡El próximo año en Jerusalén!
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